Desgracia, dolor, miseria, culpa.
Todo se revuelve en mi pecho dejando un hueco profundo que, seguramente, me
tomará demasiado sanar. Las lágrimas siguen frescas entre mis pestañas, tengo
la mirada nublosa, siento un cansancio exorbitante en cada parte de mi cuerpo y
algo me dice que, aunque lo intentara, no sería capaz de hablar demasiado
fuerte.
Sin embargo, existe una pequeña
gran parte de mi corazón que, a pesar de todo lo que ha pasado en las últimas
horas, se siente aliviada. Aliviada de que el hombro sobre el que ahora puedo
recargarme y descansar sea el de un Alex fuera de peligro.
Me atrevo a cerrar los ojos con
seguridad por primera vez en mucho tiempo, el movimiento tranquilo del
automóvil me relaja un poco justo antes de que los recuerdos broten de mi
memoria ante la oscuridad que me brindan mis párpados.
Muerte, desastre, sangre, los
ojos sin esperanza de Helen, me invaden al instante, pero la certeza y
satisfacción de encontrarme una vez más a salvo es, por esta vez, mucho más
grande.
Abro los ojos nuevamente, levanto
la mirada y veo los hombros de Garrett y Mark delante de mí, conductor y
copiloto respectivamente.
Llevamos poco más de tres horas
conduciendo sin detenernos, debe ser por ahí de medio día porque el calor
empieza a pegar de lleno en el automóvil y llega a sofocarnos levemente por el
reducido espacio al que hemos tenido que adaptarnos, pero, aun así, nadie se
atreve a decir una sola palabra.
— ¿Amy, estás bien?—pregunta
Chaim, un chico de diecisiete años que mantiene la misma mirada asustadiza que
yo, desde el asiento trasero—Sigues sangrando.
—Nada de cuidado—respondo
restándole importancia a la herida profunda que me atraviesa el cuello a pesar
de que el pedazo de camiseta que he usado como venda improvisada esté ya
completamente teñido de mi sangre.
Una de las manos de Alex aprieta
con fuerza la mía; la otra, mantiene sujeta firmemente a una Giselle que aún
lucha por recuperarse. Ambos se encuentran serenos, como procesando todo lo que
ha sucedido.
Apenas esa mañana habíamos
perdido demasiadas personas, de veinte que habíamos logrado salir de aquella
trampa, sólo doce habíamos vivido para contarlo.
Después de una discusión, de la
que no puedo recordar más que mis propios gritos sofocados, Josh y Helen habían
decidido que los años que cargaban encima eran demasiados como para sobrevivir
al mundo exterior destruido que nos esperaba. En mi inconsciente, sigo pensando
que la situación forzó a Josh a quedarse, él ahí suponía una mínima esperanza
para la vieja mujer y morir honorablemente era algo que a su edad era bastante
considerable. Por mi parte, sé que estaré en una deuda más allá de la muerte
con ellos. Su sacrificio supuso que la única persona que me quedaba siguiera
viva, ahí, a mi lado.
Giselle, por otra parte, resultó
ser más difícil de convencer, pero creo que al final fueron mis súplicas
desesperadas las que terminaron haciéndola caminar a la salida.
Y ahí pintaba de nuevo una
oportunidad, más eso no fue suficiente al darnos cuenta de que lo que nos
esperaba afuera era diez veces más grande de lo que habíamos planeado. Hubo un
forcejeo bastante violento para intentar salir, y ahí fue cuando el auto menos
protegido sucumbió en manos de un montón de parásitos ávidos de calor y carne
humana.
La camioneta en la que me
encontraba logró salir sin daños del primer tumulto, el problema vino cuando un
primer vidrio cedió ante la presión que ejercía una segunda horda de
infectados.
En ese momento, mi vida, mi corta
y llena de miedo vida, pasó a la velocidad de un rayo frente a mis ojos.
Recuerdos, experiencias, temor y, finalmente, adrenalina… Adrenalina pura que
reaccionó por mi acabado subconsciente, haciéndome defenderme cuando un primer par de putrefactas manos
intentaron alcanzarme.
Marco maniobró como pudo para
sacarnos de ahí de una pieza, pero en uno de esos agitados movimientos mi
cuello resultó herido por mi propia arma improvisada: un trozo de vidrio.
Fuera del daño meramente
psicológico que nos provocó escuchar quejidos y crujidos cuando las ruedas
aplastaron sin misericordia aquellos vestigios de personas, habíamos salido
ilesos.
— ¿Estás bien?—susurra Alex saliendo
de su trance y pronto me doy cuenta de que no soy yo a quién le ha preguntado.
—Sentí como si todo dentro de mí
se hubiera estrujado, pero creo que no pasó de eso—respondió la temblorosa voz
de Giselle mientras su endeble cuerpo se acomodaba en el hueco que le ofrecía
el brazo de Alex.
—Nos detendremos en más o menos
un kilometro—anunció Mark como atendiendo a petición que la debilidad de
Giselle hacia por un descanso.
Para media tarde teníamos hecho
un fortín en la orilla de un río cristalino que nos dio la suficiente confianza
como para abastecernos y lavarnos. Habíamos perdido muchas cosas junto con la
pérdida del tercer vehículo, pero afortunadamente con lo que poseíamos
podríamos sobrevivir por dos semanas si racionábamos eficazmente.
—Saldremos de esta—murmura Mark
positivo mirando al pequeño Jesse agazapado a mi lado junto a un fuego que
manteníamos bajo—Mañana saldremos de aquí, comenzaremos la búsqueda en otro de
los refugios y, con suerte, encontraremos algunas personas que se mantengan
constantes todavía. Ejercito, científicos. Digo, no todo el mundo pudo haberse
acabado ¿Amy, tu padre sabía algo? Quiero decir, fueron de las últimas personas
en llegar al refugio, algo deben saber.
Me toma por sorpresa la mención
de mi difunto padre, pero no lo aparento e intento recordar algún dato
relevante, es entonces que recuerdo de que hay realmente mucho que quizá estas
personas frente a mi no saben. Miro a Alex, quien parece estar pensando en lo
mismo pues lleva el ceño fruncido.
—Dos años después de que inició
la guerra se inauguraron los refugios, esto fue porque el mundo estaba en manos
de aquellas mentes capaces de crear armas silenciosas y letales, ya nadie se
preocupaba por balas o bombas, la verdadera victoria estaba en acabar con el
oponente desde dentro—hago una pausa e intento ir más lento—El primer virus que
se creo fue realmente como un juego de niños, un prototipo, pero con el tiempo
ese primer virus fue mutado por diversas manos que intentaban hacerlo poderoso.
Ahí fue cuando las cosas se salieron de control. Antes de ser llevados a un
refugio, mi padre fue, por decirlo, reclutado por uno de los muchos grupos
intelectuales alrededor del mundo que intentaban acabar con el segundo virus.
—Se ofrecían grandes recompensas
para quien lograra encontrar la cura, las muestras del virus eran transportadas
a todas partes y era muy fácil conseguirlas. Así se esparció entre novatos que
se creían Dioses, se cometieron errores y en menos de un año los infectados nos
ganaban en número—continúa Alex sentándose a mi lado—Entonces la el gobierno entró
en pánico, los militares entraron en pánico y ahí comenzó la matanza. Fue
cuando a los refugios dejaron de llegar los suministros, cuando todo el mundo
sucumbió. Nuestro padre nos metió en un refugio cuando el mundo ya había sido
declarado como extinto.
Diez miradas nos atraviesan intentando
procesar la información, les toma un momento y algo me dice que están haciendo
el recuento del largo tiempo de que han pasado dentro del refugio. Yo por lo
menos llevaba ahí casi cuatro años y eso me parecía excesivo, era de imaginarse
el shock por el que debían estar pasando los demás.
— ¿Declarado extinto? ¿Qué
exactamente significa eso?—preguntó Mark.
—Qué en ninguna parte había una
fuerza suficiente como para acabar con la amenaza mundial—concluye Alex con una
tenue voz, como si en el fondo deseara estar mintiendo.
***
Cayó la noche y decidimos que
dormiríamos por turnos dentro de los vehículos para mayor seguridad, así cada
quién descansaría lo suficiente por al menos una noche.
El primer turno se les designó a
las tres mujeres que quedábamos, Alex, Jesse y, un joven ex estudiante de
derecho, Zachary. Nos sorteamos los sitios para dormir y, a final de cuentas,
terminé en la misma camioneta en que había escapado del cuartel junto a Jesse y
Zac, totalmente apartada de la seguridad que me producía tener a Alex cerca.
Mis dos acompañantes lograron
conciliar el sueño casi inmediatamente, dejándome solamente con sus calmadas
respiraciones de fondo. Me removí inquieta en el asiento, me sentía demasiado
apabullada para poder conciliar el sueño, sabía que lamentaría después las
valiosas horas de descanso perdidas, pero en ese momento no podía más que mirar
al techo en silencio evocando la ansiedad que había pasado hacía apenas esa
misma mañana.
La oscuridad se fue haciendo
absoluta, en algún momento los chicos de afuera apagaron la pequeña y
chispeante fogata y se quedaron también en silencio. El frío de la noche se
hizo presente con un viento persistente que aporreó los árboles que nos
rodeaban desde afuera y que también aporreó mis inquietantes pensamientos obligándome
a caer poco a poco en un brete aletargado.
Y, de repente, como salido de una
de mis evocaciones, un rostro desfigurado se materializó en la ventana del vehículo
en medio de la oscuridad, haciéndome despertar del todo impactada. Era sólo
uno, pero con ése bastó para dejarme sin habla.
Me incorporé y me eché hacia
atrás mientras el cuerpo se abalanzaba sobre el espacio vulnerable que había
dejando el vidrio roto. Sus brazos, por la torpeza con la que se movía, rozaban
constantemente contra los restos de cristal abriendo nuevas heridas supurantes
en su desgastada piel.
Repentinamente su cuerpo se
abalanzó con un poco más de impulso y su mano logró rozar mi pierna por un
momento, cosa que me hizo reaccionar. Lidié con la puerta detrás de mí y
después salí corriendo hacia el exterior, donde, segundos después, comenzaron a
escucharse disparos.
El parásito que me perseguía
logró finalmente entrar en la camioneta desde la ventana, adentro dos personas
comenzaban a despabilarse, pero no con la suficiente rapidez y, en un instinto
desesperado, intenté volver por ellos, pero justo a mi lado otro ser
tambaleante había fijado sus ojos cristalinos en mí haciéndome retroceder.
Grité escandalizada cuando vi que
la camioneta se movía violentamente, a los pocos segundos la cara de Zachary se
asomó por una ventana seguida de su cuerpo entero, viéndose finalmente afuera.
— ¡Corre!—ordenó el muchacho acercándose
hasta mi y empujándome hacia atrás antes de que un cuerpo llagado se me dejara
caer encima.
Nos levantamos del suelo
torpemente echándonos hacia atrás en un intento de poner distancia entre
nuestros cazadores y nosotros. Entonces, comenzamos a correr. Sin sentido ni
dirección nos internamos entre algunos matorrales que cubrían la zona.
Corrí hasta que las piernas no me
dieron para más, cuando ya estaba alejada de todos por al menos un kilometro y
me vi obligada a intentar recuperar el aliento. Y, en ese momento, mientras
forzaba la vista en la oscuridad de una noche sin estrellas, fue que me di
cuenta de que estaba completamente sola.
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*Para Sofi*
Hola, mundo. Bueno, quería sacar el meollo del asunto zombie de una buena vez, o sea, en otras palabras, el fin del mundo que dio inicio a esta historia. Quiero que sepan ( y lo digo por si alguna vez quieren escribir algo o si ya lo hacen) que planear un apocalipsis zombie no es nada fácil. En mi experiencia personal he tenido que ser muy detallista, aún más que con otras historias, para no dejar cabos sueltos. Así que consejo para jóvenes escritores aprendido por mera experiencia: En sus historias, sean de lo que sean, NUNCA dejen cabos sueltos porque después les causaran problemas y dolores de cabeza .
En otras noticias: ¡¡Espero que ya hayan visto Amanecer!! Me guardaré mis opiniones por respeto a las chicas que aún no han visto la película. Sólo dos cosas: Quiero un Edward (no tan perfecto, algo más realista, pero agradable) y en mi boda (con Adam Levine a la que por supuesto están invitados) quiero que suene A Thousand Years.
Forever.
~ByCherry~
Wiiiiii!!! presenteeee >.< kjsbjkakjabfccn Alex, ves? ves? ves? tan dificil era mantenermelo vivo? XD Lo amé y lo sabes! Pbre Amy, me desespera su silencioso silencio asesino XD jajajajaja continualo prontis que me encantooo *-*
ResponderEliminarNahh Igual llegará Pamela la Irladesa y le dará un disparo accidental... ;D Muajajajajaja!! Le daremos unos buenos sustos a esa Amy silenciosa! Es que se acabó la voz intentando salvar a tu (MI) Alex :P
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