viernes, 29 de octubre de 2010

Un Amor Necio... ;D



Caminaba rápido por la acera. El pequeño chapoteo de mis pies en los charcos dejados por la lluvia me indicaba que al menos era consciente de algo en la realidad. Mis pensamientos divagaban en los recuerdos y la fantasía, más lo primero que lo segundo.

Mis manos estaban frías y enterradas en el fondo de mis bolsillos, una bufanda colgaba de mi cuello y una chaqueta negra me cubría de la brisa sublime que caía mojando mis cabellos, dejándolos caídos y sin vida sobre mi frente, al mismo tiempo que intentaba ubicarme en medio de la calle vacía.

Un automóvil pasó a toda velocidad justo antes de que yo cruzara la calle y logré divisar a un hombre bastante ocupado con su teléfono celular como para prestarme atención. Una mirada urgente a ambos lados para asegurarme de que no había más conductores nocturnos y continué mi camino.

No fue hasta que vi las luces del establecimiento que me percate que había llegado. Froté mis pies en el tapete de entrada y jalé de la puerta. Una vez adentro me recibió un calor hogareño que me hizo sentir cómodo. La pequeña luz parpadeante había sido arreglada, había una nueva dependienta que me sonrió cuando se percato que la miraba, el color era un poco más oscuro: todo era diferente desde la última vez.

Era el único. Tomé la mesa junto a la ventana, desde ahí la vería entrar en el momento menos esperado como era su costumbre. Era impresionante como después de todo podía seguir añorando verla, introducirme en sus ojos y así calmar mi ansiedad.

Miré el reloj quince minutos para las ocho. Había llegado temprano y ella no aparecería hasta dentro de un rato. Puse mi mirada en la chica detrás del mostrador que parecía dispuesta a ir y pedir mi orden en cualquier momento, así que le hice una señal que indicaba que esperaría.

Recordaba la primera cruzada de miradas, la primera cita, el primer beso como si lo hubiera vivido hace solo un minuto. También recordaba la parte mala: el desinterés, la falta de empatía, la lenta y tortuosa decadencia de todo.

La conocí por una simple casualidad, una coincidencia. Ella y yo sólo compartíamos algo antes de llegar a conocernos: el café de la quinta avenida. Ese lugar donde curiosamente ahora me encontraba sin más dato que una llamada registrada a las 3:32pm un día antes y grabada en mi contestadora mientras yo comía en casa de mi madre. Ahora, aquí estaba yo, esperándola.


Era martes, dos años atrás. Todo alrededor era de tonos distintos de naranja y marrón debido al otoño que desteñía y hacia caer las hojas de los árboles que bordeaban la ciudad. Yo me mantenía bien abrigado en el interior de aquel lugar, simplemente acogedor, donde servían un buen cappuccino y había poca gente.

Estaba sumido en mi blog de notas, letras de canciones por todas partes y algunos garabatos sin sentido de cuando tenía falta de inspiración, cuando sentí una cálida respiración cerca de mi hombro que me provocó un escalofrío. Giré mi rostro suavemente, como si quisiera darle tiempo al entrometido de desviar la mirada y evitarme un momento incómodo, pero no tuve suerte. Me topé con unos ojos marrones y fruncí el entrecejo de modo que se notara mi inconformidad. Lo sé, podría frustrarme realmente rápido mis hermanos incluso me tenían apodos al respecto.

—Se te…— pero no me dejó terminar.
—Es hermosa. Me ha llegado—dijo calmada como si no viera mis intenciones.
— ¿Qué?—La letra es hermosa, tan madura, sutil; simplemente perfecta.
—Pero le falta un buen título—dije inconscientemente aturdido por los comentarios positivos hacia mi trabajo.
—Creo que puedo ayudar con eso—respondió sonriente.

Y ahí había sentido que alguien me comprendía, que compartíamos más que un simple café y que llegaríamos lejos juntos.

Me la gané poco a poco, fuimos inseparables por meses y todos pensaban que era sólo cuestión de tiempo que, simplemente y pasara lo que pasara, estábamos destinados a estar juntos. Recordé las risitas que dejábamos al pasar, tan infantiles, tan lejanas.

En aquellos tiempos sencillamente me había encerrado en mi propia burbuja de felicidad componiendo día y noche sólo para ella y, pensándolo bien, aun lo hacía. En aquellos tiempos jamás me pasó por la mente el cómo acabaría todo, pero ¿quién lo haría viéndome en ese momento? Era imposible pensar en el final de eso porque ni siquiera podía pasar un día con ella sin reír hasta que me dolieran los músculos del abdomen “mejor que una tarde en el gym” me decía.

Nada lograba sacarme de aquel estado masoquista, me repetía a mi mismo que ella no vendría porque, después de todo, ¿para qué querría verme? No sería justo hacernos esto, hacérnoslo de nuevo. Aun así, continué inmutable en mi lugar con la mirada perdida por la ventana esperando pacientemente y nuevos recuerdos regresaron a mi mente, pero esta vez me atacaron por la espalda como grandes cuchilladas…

Me habían diagnosticado una enfermedad sin cura y eso me derribó. Pase un tiempo internado y la primera noche ella se quedó conmigo. Su cuerpo descansaba en una silla junto a mi dura cama de hospital y su mano nunca soltó la mía.

En la luz mortecina que había en la habitación podía verla. En sus mejillas las lágrimas que había derramado por mi culpa. Eso fue la gota que derramó el vaso, una cosa era que no pudiera evitar que mi familia sufriera porque después de todo era mi familia, pero ella… a ella sí que la podía sacar de todo esto.

Decidí pensar en unas cuantas cosas para decirle, la conocía por lo que no fue difícil decir las palabras cortantes que le rompieron el corazón. En ese momento necesitaba hacer que me odiara, que no se le pasara por la cabeza volver.

Ahora me daba cuenta, lo había logrado. Después de eso ya no me llamo, así que supuse que ese era el fin, pero mi terco corazón no lo asimilaba y se aferraba con todo para no dejarla ir. Algo cambió y entonces era yo quien la buscaba desesperadamente, la llamaba, pero ella jamás llegó a contestar. Tiempo después supe que se había ido.

Siete meses habían pasado y por cosas de la vida ella apareció. Tuve una oportunidad, pero de nuevo lo arruiné. Comenzamos una justa: ella me reclamaba y yo hacía lo mismo. Salí hecho una furia ese día, caminando como loco desquiciado por las calles, lanzando miradas cargadas de ira y frustración a todo aquel que se cruzaba en mi camino.

Fue hasta el tercer semáforo en rojo cuando tomé conciencia de que había pasado noches enteras sin poder dormir, temiendo verla en mis sueños y después tener que despertar. Giré en redondo, me gané una multa de tránsito y cuando regresé al lugar donde habíamos estado ella había desaparecido.

Era por eso que me había sorprendido, hasta casi caerme de espaldas, cuando vi la llamada. Me quedé en shock simplemente por el hecho de que ella volviera desde California, donde seguramente tenía una vida, amigos, quizás un más que amigo. Deseché esa última idea porque me provocó un sentimiento de tristeza y celos, aunque sabía, eso era posible.

Ella estaba aquí, en la ciudad, casi podía verla tras mis párpados caminando en la acera con su cabello cubriéndole la cara y sus mejillas llenas de color por el frío, su mente seguro también pensaba en mí, en si le volvería a gritar, en si esto sería buena idea, en si no era lo mejor solo dar la vuelta y regresar a casa.

Me vi obligado a ver de nuevo el reloj, el tiempo había pasado rápido me quedaban sólo cinco minutos para prepararme psicológicamente para el encuentro. No podía dejar que me viera con esa pinta de “El mundo apesta, así que para que intentar sonreír”.

Nerviosamente revolví mi cabello en un intento de secarlo y apártalo de mi frente, me saque la bufanda y la puse a un lado, esta vez intentando parecer relajado y confiado. Ok, tampoco era buena idea ella detestaba a las personas con aire de superioridad, y a las personas necias aunque resultara ella ser una; también le gustaban los días lluviosos y fríos así que probablemente ahora estaría encantada y de buen humor lo que era punto a mi favor; nada de rodeos con ella, le gustaba ir directo al punto y ella misma lo hacía…

Había tantas cosas, recordaba cada uno de sus gustos y disgustos, cada uno de nuestros chistes privados donde terminábamos riéndonos en mitad de calle, su buena relación con mis hermanos. Me reí como el propio estúpido para mí mismo, al recordar las malas pasadas que me habían jugado ella y mis hermanos y una sonrisa de lado se quedó en mi rostro.

En ese instante ella cruzó la puerta. Hermosa, tan hermosa como la recordaba. Y me dirigió una sonrisa, ese tipo de sonrisas que te dicen que sólo haría falta un poco más y todo estaría bien…
                       
                                                                         ***

Este Shoot es para mi nena Cecii!!! Con la que comparto ésta loca obsesión!! :D Ja creo que las Jonaticas (como nosotras) se dieron cuenta de quien es el chico que narra?! O no?? Y si no la imagen les da UNA CLARA idea!! jajajajaja =D

Snif Snif !! No se ustedes, pero se me salieron las lágrimas escribiéndolo, ja! Creo que ha quedado bien, me lo hice en un momento muy inspirador (Después de escuchar a mi cuñado XD cantando Appreciate) :D Así que comenten que tal les pareció?? ;D 

jueves, 12 de agosto de 2010

Inmortalmente TUYO


        Camina intranquila de un lado a otro, se recarga cansada sobre el marco de la puerta principal y comienza a zapatear sobre el suelo intentando calmarse. Observa el cielo oscurecido, respira profundamente y, finalmente, termina escapando de las luces y el sonido.
         Él le había prometido que iría, se lo había jurado y él siempre, desde que se conocían, había cumplido con sus promesas.
            Ella continúa deambulando por el perímetro de aquel lugar y termina por encontrarse con un kiosco iluminado por sin fin de decoraciones. Romántico, pero solitario. Perfecto.
            La tristeza había caído sobre ella, persiguiéndola hasta en sus sueños, como ya era costumbre. Era algo extraño, casi inexplicable. Lo tenía a él, pero aquellas horas por la noche estaban comenzando a parecerle insuficientes.
            Un clima horrible y frío sin sus brazos firmes rodeándote podían convertirse en una excusa perfecta para un pensamiento gris.
            Ella levanta su vista hasta la luna y la contempla fascinada por la claridad de su brillo, parece que la luz no tiene intensión de coexistir con la oscuridad de la noche así que se limita a imponer sobre el cielo. Aquella será la misma luna que él contempla donde quiera que se encuentre en ese momento.
            —Hola—escucha ella a sus espaldas y automáticamente una sonrisa le surca el rostro— ¿Por qué tan sola?
            —La puntualidad no es tu mejor cualidad—afirma ella con un tono firme, pero sin dejar que aquella frialdad llegue a opacar sus ojos.
—Ni la paciencia la tuya—contraataca él mientras sus brazos forman una prisión alrededor de ella.
La chica da una media vuelta para quedar frente a frente con él, lo que provoca un roce leve que le esparce un hormigueo sobre la piel.
Lo examina cuidadosamente intentando no perderse ningún detalle. Aun cuando en el cielo persiste el brillo de la luna, su cabello conserva ese color negro intenso al igual que sus ojos penetrantes; sus labios, dulces al tacto, hacen de él un deleite a la vista para cualquier chica.
Él se mantiene quieto y le sostiene la mirada, porque, después de todo, son sus ojos los únicos que pueden ver cada centímetro de su interior con sólo desearlo. Es su mirada la única que puede congelarlo y volverlo a la vida justo al mismo tiempo.
Sin pedir permiso, él la estrecha contra su cuerpo y la hace balancearse de un lado a otro al ritmo de una melodía que suena de fondo. Así, tan cerca el uno del otro el mundo puede colapsar el mundo si quiere y, aun así, nada podría ir mal.
Ella hunde la cabeza con ternura en su pecho y respira profundamente su aroma mientras escucha el rítmico latido de su corazón. Disfrutando el uno del otro pueden querer pasar las horas, pero el tiempo, ellos podrían detenerlo.
—Debo irme—susurra él tan lentamente que su voz se combina con el sonido del viento como su fueran en una misma sintonía. Sin embargo, ella lo escucha y respira profundamente intentando contener el sentimiento que la invade de nuevo.
—Duele—contesta ella después de un momento que se hace eterno—Duele cuando te vas ¿lo sabías?
—Lo siento—se disculpa él y siente esa punzada amarga dentro de sí, porque, aunque ella lo dude, él daría la vida por no verla jamás sufrir.
Ella nota la sinceridad en su voz y el sentimiento de culpa pasa a inundarla también, pero no es suficiente para detenerla, para contener sus palabras que salen incontrolables de entre sus labios.
—Quédate. Sólo por esta noche, sólo por una vez, no te esfumes como si fueras un sueño. No me dejes deseando jamás despertar de nuevo.
—Te lo he dicho antes, es…
— ¿Peligroso?—sugiere ella—No lo creo. Si lo fuera, a estas alturas algo hubiera pasado. ¿Tengo o no razón?
—No, no la tienes sólo te la he prestado. Igualmente no puedo bajar la guardia, no ahora. Pero por otro lado, te propongo un trato—concluye él poniéndola alerta.
— ¿Qué clase de trato?—cuestiona ella intentando que la curiosidad no desborde sus palabras.
—Pues—comienza él acortando la distancia entre ambos y ajustando su tono de voz—Si me dejas ir ahora, te prometo que nos veremos mañana—sonríe dejando claro su talento persuasivo.
—Qué interesante. Jamás apareces por las mañanas.
—Entonces, mañana será—dice él comenzando a despedirse, sin embargo ella lo detiene tomándolo por la manga del saco.
—Sigo sin querer que te vayas.
Él se detiene en seco, gira hacia ella atravesándola con esos ojos encantadores que la hacían olvidarse de su nombre. Ella intenta apartar la mirada y mantener la concentración, pero ya es muy tarde porque está siendo controlada por esa sonrisa… por esos ojos negros.
—No lo hagas—suplica siendo lo  único que se siente capaz de decir.
—Tengo que hacerlo, sino nunca vas a dejarme ir—responde él y en su voz puede notarse la melancolía.
—Damon…—él la silencia regalándole un beso. Muy tarde, muy tarde para decir nada.

Ella despierta muy temprano por la mañana, se siente algo extraña, pero eso era, sin duda, efecto secundario de caer en el abismo de aquellos orbes negros. Se levanta y va directamente al espejo donde observa que aún tiene puesto el vestido color perla de la noche anterior, su cabello sigue perfecto y sí, ahí está todavía clavada esa sonrisa que sólo él podía dejarle.
—Fue real—se dice a sí misma, lo cual ya se le ha hecho costumbre.
Continua con la rutina con ánimo, pues tiene la esperanza de que podrá verlo. Se propone abandonar la casa cuando, al abrir la puerta, ve a un chico de cabellos cobrizos sentado leyendo un libro en su pórtico. Está tan tranquilo que a ella no le cuesta interrumpir, parece como si él estuviera ahí esperándola.
Él se gira hacia ella y le dedica una sonrisa torcida deslumbrándola por completo.
—Buen día, dormilona—saluda a lo que ella sólo puede responder abriendo más los ojos—Te lo dije, es diferente.
—Como otra persona—concluye ella forzando las palabras para salir de entre sus labios—Pero tú… él… ustedes—intenta conjeturar aun algo aturdida.
Él pone los ojos en blanco y se levantó dando algunos pasos decididos hacia ella.
—Dime Edward—dice estirando la mano en su dirección, pero no en signo de saludo, sino para que ella entrelace sus dedos con los de él.
—Susan—responde y, a pesar de que es como si apenas fuesen dos completos extraños, acepta su mano.
Ella lo mira y no sabe por qué, pero sabe que le cree, que en alguna parte de esos ojos verdes había unos negros, que en aquellos cabellos cobrizos se escondían unos oscuros y que detrás de esa sonrisa torcida que había logrado deslumbrarla estaba esa que le hacía olvidar su nombre. Día y noche, sol y luna, yin y yang, tantas cosas para explicarlo, pensó ella, y sin embargo, por más que le daba vueltas al asunto no lograba más que sonarle cada vez menos lógico.
Sarcástico y tierno, sensual y romántico. Dos partes de un todo, dos todos de un algo coexistiendo en un mismo ser. Pero lo más importante: ambos suyos.
— ¿Qué tanto me miras?—pregunta él de una manera cariñosa mientras entierra su rostro en el largo cabello de ella.
—Pues, pensaba en la perfección de la situación—se sincera.
Él hace una expresión que ella no logra entender. ¿Pesar? ¿No le gustaba todo esto? ¿No pensaba también que esto era perfecto? Sin barreras separándolos, sin ese secreto en medio de los dos. Sin límites de tiempo.
—Tengo miedo ¿sabes?—confiesa él y ella nota cómo sus ojos se opacan ligeramente—Quizá sea algo estúpido, pero tengo miedo de que lo quieras a él más que a mí. Somos diferentes, pero al final de cuentas somos el mismo. Es… es… es una estupidez.—admite encogiéndose de hombros para restarle importancia.
—No, digo, no a las dos cosas. No es una estupidez, nada de lo que puedas sentir lo es y no, no voy a quererlo más que a ti. Digo, en el fondo sé que son el mismo, pero yo… ¡Diablos! Es más difícil explicarlo que sentirlo.
—No tienes porque intentar explicarlo, te entiendo—él se inclinó para besarle y en ella despertó una sensación de euforia inexplicable. Simplemente le costaba imaginarse a alguien más feliz en ese momento.
Ella se sentía completa. No más vacío, no más pesadez: él le pertenecía.
Una sonrisa se extiende por su rostro al pensar en esa última idea.
—Inmortalmente tuyo—responde él como si le hubiera leído el pensamiento. 

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12/ Agosto/ 2010
Susan: Eres una gran persona y espero que nunca cambies por nada ni por nadie. Me encanta escribir contigo AELDS porque tienes una gran imaginación y sé que llegarás lejos en lo que sea que te propongas. 
Nunca dejes de soñar porque eso es parte de lo que tú eres.
Un placer encontrarme contigo en el maravilloso mundo de los blogs
Tqm, Eli
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 08/Sep/2012
Bueno, ese shot está oficialmente actualizado y bueno, con Susan las cosas no han cambiado: sigo pensando que es genialosa y que estoy encantada de haberla conocido...! :D Y qué es una de las mejores personas que he conocido jamás. 
Atte. Cherry 
P.d: ¡Cómo pasa el tiempo!

jueves, 22 de julio de 2010

Para ustedes...


Hiii girls !!!
Ok, digamos k estaba de ociosa y pense... Les hare un premio a todas mis seguidoras !!! Y ahi me tiene peleando con todos los programas de Microsoft... (Bill Gates para ser un nerd de la computacion deberia poner en sus programas algo para poder Hacer premios de Blogger XD Solo bromeo)
Ok, es todo suyo !!! Ojalà les guste pork es el primero k hago !!! Se los cambio por el cap.. Ya k no me eh puesto a escribir XD jejeje
Comenten !!!! Mucho mucho y asi me ayudan.. La otra vez hicieron un excelente trabajo !!!!
Tkm
Elii

P.D: sIN usTedes EsTE bLog No seRia Lo MisMo !!!!
Un besoo enormee !!!
P.D 2: Se me ocurrio una sola y unik regla !!! No se vale irse sin comentar !!! =)