lunes, 31 de diciembre de 2012

Capítulo Cinco "Atrapados"

             Despierto sintiendo una fatiga agobiante sobre el cuerpo, pero el cansancio pasa a ser confusión al darme cuenta de que la superficie bajo mi cuerpo es suave y que, definitivamente, no es el sitio donde me quedé dormida hace algunas horas.
            Abro los ojos y me doy cuenta de que es una habitación.
           El lugar está apenas iluminado por unos finos rayos de sol que se cuelan por una ventana alta. He dormido sobre una cama cómoda de sábanas cálidas y blancas. Después de un momento, me doy cuenta de que el ambiente está invadido de un olor particular, parecido a lo que recuerdo que huele un hospital: demasiado limpio y aséptico.
            Despabilo mis sentidos y, por alguna razón, me cuesta mantenerme concentrada, pero finalmente caigo en cuenta de que no estoy sola, en una cama apenas a un metro más allá de mí, hay un cuerpo que, por la respiración acompasada que mantiene, es fácil adivinar que sigue durmiendo.
            Reanudo mi sentido de defensa y me incorporo bruscamente haciéndome hacia atrás aun en la cama, alerta, y esperando cualquier cosa. Escucho atentamente intentando captar algún sonido que me dé una pista o respuesta a una de las miles de preguntas que se forman en mi cabeza, pero no hay otro sonido que el de mi corazón y el de la respiración del otro lado de la habitación.
            Me muevo torpemente y me deshago de las sábanas que se enredaron en mis piernas al dormir, me aparto de la cama y me pego a la pared buscando apoyo. No sé donde estoy y eso me aterra.
            Agudizo la mirada y me doy cuenta de que el cuerpo relajado más allá de mí, es una chica, lo adivino por su larga cabellera y sus facciones finas. La detallo con cuidado y me acerco curiosamente unos pasos. Noto que está perfectamente acomodada sobre la cama, sus manos descansan sobre su vientre delicadamente, las sábanas que la cubren están intactas, como si no se hubiera movido ni un centímetro desde hace demasiado. Tiene una apariencia etérea que me da mala espina, lo único vivo en ella es la respiración, que hace subir y bajar su pecho lentamente.
            Me acerco aún más, guiada por un instinto extraño que me conduce a investigar qué es lo que tiene esa chica, y me doy cuenta de que lo que tengo enfrente es una verdadera escena de hospital. De su pulcra mano sale un conducto muy fino, lo sigo y me doy cuenta de que está conectada a algún tipo de suero. Entonces caigo en cuenta de que quizá es eso lo que la mantiene imperturbable.
            Me aparto de nuevo y voy hasta la puerta, la abro con cautela apenas unos centímetros asegurándome de que no haya nada afuera esperándome. Salgo de la habitación y me encuentro con un largo pasillo iluminado.
            Camino lo más sigilosamente posible, moviéndome lento volteando hacia todos lados eventualmente. Estos últimos días, sin nadie que me cuide las espaldas, he tenido que aprender a valerme por mi misma y, en cierta manera, no lo veo tan malo, pues me he hecho un poco menos inútil en eso de defenderme y ser precavida. 
            Hace una semana y dos días exactos que no veo a Alex ni a ninguno de los otros del grupo, no sé ni siquiera si piensan que he muerto o si siguen buscándome siquiera. He intentado regresar al terreno de la noche en que me separé de ellos siguiendo el río, pero siempre llego a un punto en el que es imposible pasar por la cantidad de parásitos que hay arrejuntados.
            La noche anterior me he quedado profundamente dormida, efecto de haber suprimido las horas de sueño. Tampoco fui tan tonta, me había acurrucado en un pequeño recoveco en el que había estado trabajando: no muy profundo, pero lo bastante escondido para pasar desapercibido o al menos eso había creído yo.
            Llego al final del pasillo y me topo con un salón, uno amplio donde tres hombres están sentados en una mesa redonda que reposa en el centro, ninguno se gira para verme, así que retrocedo intentando pensar rápido. Evalúo las posibilidades y concluyo que tres contra uno no me deja ni la más mínima posibilidad de salir victoriosa.
            Evalúo las posibilidades y concluyo que tres contra uno no me deja ni una mínima posibilidad de salir victoriosa. Entonces, por algún impulso interno, me levanto y los enfrento.
—Hola—saluda uno, el mayor, al levantar la mirada y verme observándolos con cautela.
— ¿Dónde estoy?—pregunto en respuesta, ignorando completamente su saludo.
—En nuestra casa—responde otro arrugando el ceño, como evaluándome—Te encontramos durmiendo en un agujero en la tierra, bueno, en realidad te encontró una de esas cosas, fue quien nos guió hasta ti.
Un escalofrío me recorre la espalda al recordar la terrible sensación del aliento putrefacto y frío cerca de mi piel. E inmediatamente, me siento mareada, pero no estoy segura de que sea el recuerdo.
—Ah, lo siento. Tuvimos que sedarte, deben ser los efectos secundarios—me aclara el primero que ha hablado y sus ojos cafés son tan brillantes que podría jurar que de verdad lo siente—Es que no podíamos sacarte gritando y pateando de ahí.
—Me drogaron—apunto y, repentinamente, el mareo se va casi tan rápido como ha aparecido—La chica… —pregunto recordando a mi compañera de habitación.
—Es Cambryn—responde el único que hasta ahora no había hablado, pero no dicen nada más.
—Debo irme—digo después de un momento sintiendo que aquel asunto de chicas drogadas ya es demasiado raro.
—No puedes.
Y ahí mis sentidos se ponen alerta, me echo hacia atrás poniéndolos alertas también a ellos. Busco desesperadamente una salida, pero me doy cuenta de que las ventanas están bloqueadas. Me siento atrapada, de nuevo, como un ratón en una ratonera que busca tempestuosamente la forma de huirle a la muerte.
Entonces, siento el pinchazo y me desvanezco en cuestión de segundos.

GARRETT
             

         Despierto bañado en sudor frío que me recorre generándome un escalofrío por todo el cuerpo, mi respiración es agitada y mi mente viaja vertiginosa por los caminos oscuros que ha recorrido durante el sueño. Me sacudo intentando apartar lejos la pesadilla, me levanto y busco desesperadamente la botella con agua que he dejado a un lado de la almohada.
            Amy, Amy, Amy. Mi corazón marca el paso y es el lo único que puedo pensar mientras mi garganta se va aclarando. Su rostro infantil, temeroso, recorre persistentemente mi cabeza nublando mi lucidez. La veo corriendo, intentando escapar y, finalmente, muriendo antes mis ojos, perdiendo el aliento, diciéndome que he llegado, de nuevo, demasiado tarde.
            El rostro de Amy se envuelve con el de Jill, mi hermana, dos pares de ojos azul brillante escondidos bajo una fina capa opaca de miedo. Es un extraño tapiz y, de pronto, todo se vuelve confuso e insoportable. Ya había perdido a Jill, mi familia, le había fallado a ella y estaba decidido a que la historia no volviera a repetirse.
            Pienso en aprovechar la última media hora que me queda para dormir, no en volver a intentar conciliar el sueño sino en simplemente en recuperarme mentalmente, pero permanecer ahí, quieto y dentro de un automóvil, me hace sentirme claustrofóbico.
            Me pongo una chamarra abrigadora encima de mi sucia sudadera azul y le hago frente a la mañana que me espera afuera.
            En el cielo se han descolorado las estrellas, todo es tonos anaranjados y ocres: está amaneciendo. Nos hemos quedado cerca del río, así que lo que tengo enfrente es un hermoso paisaje: la montaña de fondo y la luz reflejada en el agua. Un espejismo.
            Aterrizo mi mirada en algo más cercano: mi realidad.
            Lo primero que con lo que me topo es una discusión y no puedo evitar poner los ojos en blanco al ver las mejillas sonrojadas por la rabia de Soane frente a la volátil cabellera roja de Pamela.
            La imagen me hace añorar los días de paz con Amy y Giselle, y, sin poder evitarlo, mis pensamientos se quedan estancados en el último nombre, haciéndome imposible no rememorar la manera violenta en la que la chica rubia había muerto intentando dar a luz y en lo triste, desesperanzador y trágico, que había sido tener que sostener al pequeño recién nacido, verlo abrir curiosamente los ojos y después verlo también dejar de respirar.
            La silueta de Pamela cubre por completo la fina y diminuta figura de Soane, mientras ambas parecen estar a nada de perder los estribos.
            Giro la cabeza y encuentro la mirada descolocada de Alex, perdido en sus pensamientos, abatido. Pienso en mi amigo con pesar y mentalmente hago el recuento de los días que han pasado desde que Amy desapareció y concluyo que, lo que a mí me ha parecido una eternidad, han sido sólo una semana y un par de días.
            Esa noche desastrosa junto al río habíamos perdido demasiadas personas. El pequeño Jesse había quedado atrapado en la camioneta dónde dormía a merced de un devorador que lo consumió por completo y Chaim, un chico con el que nunca había hablado, había caído a causa de una bala perdida en la oscuridad. Después de que todo se calmara nos dimos cuenta de que Amy no estaba y rápidamente habíamos comenzado a buscarla, resueltos a no dejarla atrás, ahí fue cuando perdimos a Philip y Graham, quienes, cansados de tantas desgracias, habían decidido ir por su cuenta y no perder tiempo. Así, habíamos quedado sólo seis.
            Dos días y medio después, encontramos a la pelirroja irlandesa vagando por entre los matorrales. Catalogar a Pamela me había resultado demasiado difícil. A primera vista era una chica indefensa con mala suerte que se había quedado completamente sola, pero una inspección más detallada me había dejado claro que era una persona de temer: inalterable, letal y católica.
            Todos nos habíamos adaptado a su presencia sigilosa y ella a nuestro simple, y siempre al borde del desastre, modo de vida. Bueno, todos menos Soane.
— ¡Maldita sea! ¡Monja desquiciada!—rezonga Soane con sus intensos ojos azules vueltos fuego, pasando a mi lado con paso firme.
—No te pierdas, ya tengo suficiente con una desaparecida—le recalca Marco en tono demandante cuando la muchacha se entremete entre algunos matorrales, a lo que ella le responde mostrándole el dedo corazón con sátira—Nadie me dijo que en el fin del mundo tendría que lidiar adolescentes—protesta Marco y de repente me parece que ha envejecido diez años en los últimos días.
Continúo caminando intentando ignorar el drama y me reúno con Pamela y Zachary, quienes revisan cuidadosamente un mapa bastante grande desdoblado sobre el capo de uno de los autos.
—Esto sería diez veces más fácil con un mapa de la zona—comenta Zac pasándose las manos por entre el cabello efusivamente.
—Hay que trabajar con lo que se tiene—comenta la chica concentrada—Si dices que fue al sur, entonces no puede estar muy lejos de aquí—murmura señalando direcciones con su dedo sobre el plano. Dudo que se haya apartado demasiado.
—Claro, sabe que estamos buscándola—comento en respuesta y la pelirroja levanta la mirada—Seguro no se atrevió siguiera a cruzar la barrera de… cosas. Debe estar apenas del otro lado—agrego mirando el mapa también.
—Entonces crucemos—concluye Pamela con un suspiro mientras sujeta distraídamente la cruz que lleva colgada al cuello—Y esperemos a llegar vivos del otro lado.


                                                 ____________________________

 *Para mi sista Sag, aunque haya pervertido mi pequeña e inocente mentecita en este 2012*

¡Hola, cerecitas del mundo (si si ando muuuy cursi)! Lamento mucho haberme ausentado, no tengo excusa porque realmente he estado de vacaciones... Pero sinceramente me la he pasado de lo lindo disfrutando de mis vacaciones :D ¿Qué he hecho? Realmente nada.. pero eso es lo bonito porque nunca tengo tiempo de hacer nada >.< 

Ok, quiero mandarles a todos un fuerte abrazo de feliz año nuevo... Espero que este 2013 sea grandioso y les traiga muchos buenos ratos. Yo estoy feliz por haber podido pasar otro año aquí, por las nuevas personas que conocí, las nuevas historias y los momentos inolvidables que hicieron de este año buenísimo.

Hubiera deseado traerles una bonita historia navideña, pero yo soy muy Grinch >.< Así que mejor decidí que el 2013 haré cosas nuevas en el blog...!! Veremos qué se me ocurre.

Hasta el próximo año
~ByCherry~


"NO TE RINDAS....
PORQUE CADA DIA ES UN COMIENZO NUEVO,
PORQUE ESTA ES LA HORA Y EL MEJOR MOMENTO,
POR QUE NO ESTAS SOLO 
PORQUE YO TE QUIERO"
Mario Benedetti

domingo, 18 de noviembre de 2012

Capítulo Cuatro "En Descenso"


Desgracia, dolor, miseria, culpa. Todo se revuelve en mi pecho dejando un hueco profundo que, seguramente, me tomará demasiado sanar. Las lágrimas siguen frescas entre mis pestañas, tengo la mirada nublosa, siento un cansancio exorbitante en cada parte de mi cuerpo y algo me dice que, aunque lo intentara, no sería capaz de hablar demasiado fuerte.
Sin embargo, existe una pequeña gran parte de mi corazón que, a pesar de todo lo que ha pasado en las últimas horas, se siente aliviada. Aliviada de que el hombro sobre el que ahora puedo recargarme y descansar sea el de un Alex fuera de peligro.
Me atrevo a cerrar los ojos con seguridad por primera vez en mucho tiempo, el movimiento tranquilo del automóvil me relaja un poco justo antes de que los recuerdos broten de mi memoria ante la oscuridad que me brindan mis párpados.
Muerte, desastre, sangre, los ojos sin esperanza de Helen, me invaden al instante, pero la certeza y satisfacción de encontrarme una vez más a salvo es, por esta vez, mucho más grande.
Abro los ojos nuevamente, levanto la mirada y veo los hombros de Garrett y Mark delante de mí, conductor y copiloto respectivamente.
Llevamos poco más de tres horas conduciendo sin detenernos, debe ser por ahí de medio día porque el calor empieza a pegar de lleno en el automóvil y llega a sofocarnos levemente por el reducido espacio al que hemos tenido que adaptarnos, pero, aun así, nadie se atreve a decir una sola palabra.
— ¿Amy, estás bien?—pregunta Chaim, un chico de diecisiete años que mantiene la misma mirada asustadiza que yo, desde el asiento trasero—Sigues sangrando.
—Nada de cuidado—respondo restándole importancia a la herida profunda que me atraviesa el cuello a pesar de que el pedazo de camiseta que he usado como venda improvisada esté ya completamente teñido de mi sangre.
Una de las manos de Alex aprieta con fuerza la mía; la otra, mantiene sujeta firmemente a una Giselle que aún lucha por recuperarse. Ambos se encuentran serenos, como procesando todo lo que ha sucedido.
Apenas esa mañana habíamos perdido demasiadas personas, de veinte que habíamos logrado salir de aquella trampa, sólo doce habíamos vivido para contarlo.
Después de una discusión, de la que no puedo recordar más que mis propios gritos sofocados, Josh y Helen habían decidido que los años que cargaban encima eran demasiados como para sobrevivir al mundo exterior destruido que nos esperaba. En mi inconsciente, sigo pensando que la situación forzó a Josh a quedarse, él ahí suponía una mínima esperanza para la vieja mujer y morir honorablemente era algo que a su edad era bastante considerable. Por mi parte, sé que estaré en una deuda más allá de la muerte con ellos. Su sacrificio supuso que la única persona que me quedaba siguiera viva, ahí, a mi lado.
Giselle, por otra parte, resultó ser más difícil de convencer, pero creo que al final fueron mis súplicas desesperadas las que terminaron haciéndola caminar a la salida.
Y ahí pintaba de nuevo una oportunidad, más eso no fue suficiente al darnos cuenta de que lo que nos esperaba afuera era diez veces más grande de lo que habíamos planeado. Hubo un forcejeo bastante violento para intentar salir, y ahí fue cuando el auto menos protegido sucumbió en manos de un montón de parásitos ávidos de calor y carne humana.
La camioneta en la que me encontraba logró salir sin daños del primer tumulto, el problema vino cuando un primer vidrio cedió ante la presión que ejercía una segunda horda de infectados.
En ese momento, mi vida, mi corta y llena de miedo vida, pasó a la velocidad de un rayo frente a mis ojos. Recuerdos, experiencias, temor y, finalmente, adrenalina… Adrenalina pura que reaccionó por mi acabado subconsciente, haciéndome defenderme  cuando un primer par de putrefactas manos intentaron alcanzarme.
Marco maniobró como pudo para sacarnos de ahí de una pieza, pero en uno de esos agitados movimientos mi cuello resultó herido por mi propia arma improvisada: un trozo de vidrio.
Fuera del daño meramente psicológico que nos provocó escuchar quejidos y crujidos cuando las ruedas aplastaron sin misericordia aquellos vestigios de personas, habíamos salido ilesos.
— ¿Estás bien?—susurra Alex saliendo de su trance y pronto me doy cuenta de que no soy yo a quién le ha preguntado.
—Sentí como si todo dentro de mí se hubiera estrujado, pero creo que no pasó de eso—respondió la temblorosa voz de Giselle mientras su endeble cuerpo se acomodaba en el hueco que le ofrecía el brazo de Alex.
—Nos detendremos en más o menos un kilometro—anunció Mark como atendiendo a petición que la debilidad de Giselle hacia por un descanso.
 ***

Para media tarde teníamos hecho un fortín en la orilla de un río cristalino que nos dio la suficiente confianza como para abastecernos y lavarnos. Habíamos perdido muchas cosas junto con la pérdida del tercer vehículo, pero afortunadamente con lo que poseíamos podríamos sobrevivir por dos semanas si racionábamos eficazmente.
—Saldremos de esta—murmura Mark positivo mirando al pequeño Jesse agazapado a mi lado junto a un fuego que manteníamos bajo—Mañana saldremos de aquí, comenzaremos la búsqueda en otro de los refugios y, con suerte, encontraremos algunas personas que se mantengan constantes todavía. Ejercito, científicos. Digo, no todo el mundo pudo haberse acabado ¿Amy, tu padre sabía algo? Quiero decir, fueron de las últimas personas en llegar al refugio, algo deben saber.
Me toma por sorpresa la mención de mi difunto padre, pero no lo aparento e intento recordar algún dato relevante, es entonces que recuerdo de que hay realmente mucho que quizá estas personas frente a mi no saben. Miro a Alex, quien parece estar pensando en lo mismo pues lleva el ceño fruncido.
—Dos años después de que inició la guerra se inauguraron los refugios, esto fue porque el mundo estaba en manos de aquellas mentes capaces de crear armas silenciosas y letales, ya nadie se preocupaba por balas o bombas, la verdadera victoria estaba en acabar con el oponente desde dentro—hago una pausa e intento ir más lento—El primer virus que se creo fue realmente como un juego de niños, un prototipo, pero con el tiempo ese primer virus fue mutado por diversas manos que intentaban hacerlo poderoso. Ahí fue cuando las cosas se salieron de control. Antes de ser llevados a un refugio, mi padre fue, por decirlo, reclutado por uno de los muchos grupos intelectuales alrededor del mundo que intentaban acabar con el segundo virus.
—Se ofrecían grandes recompensas para quien lograra encontrar la cura, las muestras del virus eran transportadas a todas partes y era muy fácil conseguirlas. Así se esparció entre novatos que se creían Dioses, se cometieron errores y en menos de un año los infectados nos ganaban en número—continúa Alex sentándose a mi lado—Entonces la el gobierno entró en pánico, los militares entraron en pánico y ahí comenzó la matanza. Fue cuando a los refugios dejaron de llegar los suministros, cuando todo el mundo sucumbió. Nuestro padre nos metió en un refugio cuando el mundo ya había sido declarado como extinto.
Diez miradas nos atraviesan intentando procesar la información, les toma un momento y algo me dice que están haciendo el recuento del largo tiempo de que han pasado dentro del refugio. Yo por lo menos llevaba ahí casi cuatro años y eso me parecía excesivo, era de imaginarse el shock por el que debían estar pasando los demás.
— ¿Declarado extinto? ¿Qué exactamente significa eso?—preguntó Mark.
—Qué en ninguna parte había una fuerza suficiente como para acabar con la amenaza mundial—concluye Alex con una tenue voz, como si en el fondo deseara estar mintiendo.
***

Cayó la noche y decidimos que dormiríamos por turnos dentro de los vehículos para mayor seguridad, así cada quién descansaría lo suficiente por al menos una noche.
El primer turno se les designó a las tres mujeres que quedábamos, Alex, Jesse y, un joven ex estudiante de derecho, Zachary. Nos sorteamos los sitios para dormir y, a final de cuentas, terminé en la misma camioneta en que había escapado del cuartel junto a Jesse y Zac, totalmente apartada de la seguridad que me producía tener a Alex cerca.
Mis dos acompañantes lograron conciliar el sueño casi inmediatamente, dejándome solamente con sus calmadas respiraciones de fondo. Me removí inquieta en el asiento, me sentía demasiado apabullada para poder conciliar el sueño, sabía que lamentaría después las valiosas horas de descanso perdidas, pero en ese momento no podía más que mirar al techo en silencio evocando la ansiedad que había pasado hacía apenas esa misma mañana.
La oscuridad se fue haciendo absoluta, en algún momento los chicos de afuera apagaron la pequeña y chispeante fogata y se quedaron también en silencio. El frío de la noche se hizo presente con un viento persistente que aporreó los árboles que nos rodeaban desde afuera y que también aporreó mis inquietantes pensamientos obligándome a caer poco a poco en un brete aletargado.
Y, de repente, como salido de una de mis evocaciones, un rostro desfigurado se materializó en la ventana del vehículo en medio de la oscuridad, haciéndome despertar del todo impactada. Era sólo uno, pero con ése bastó para dejarme sin habla.
Me incorporé y me eché hacia atrás mientras el cuerpo se abalanzaba sobre el espacio vulnerable que había dejando el vidrio roto. Sus brazos, por la torpeza con la que se movía, rozaban constantemente contra los restos de cristal abriendo nuevas heridas supurantes en su desgastada piel.
Repentinamente su cuerpo se abalanzó con un poco más de impulso y su mano logró rozar mi pierna por un momento, cosa que me hizo reaccionar. Lidié con la puerta detrás de mí y después salí corriendo hacia el exterior, donde, segundos después, comenzaron a escucharse disparos.
El parásito que me perseguía logró finalmente entrar en la camioneta desde la ventana, adentro dos personas comenzaban a despabilarse, pero no con la suficiente rapidez y, en un instinto desesperado, intenté volver por ellos, pero justo a mi lado otro ser tambaleante había fijado sus ojos cristalinos en mí haciéndome retroceder.
Grité escandalizada cuando vi que la camioneta se movía violentamente, a los pocos segundos la cara de Zachary se asomó por una ventana seguida de su cuerpo entero, viéndose finalmente afuera.
— ¡Corre!—ordenó el muchacho acercándose hasta mi y empujándome hacia atrás antes de que un cuerpo llagado se me dejara caer encima.
Nos levantamos del suelo torpemente echándonos hacia atrás en un intento de poner distancia entre nuestros cazadores y nosotros. Entonces, comenzamos a correr. Sin sentido ni dirección nos internamos entre algunos matorrales que cubrían la zona.
Corrí hasta que las piernas no me dieron para más, cuando ya estaba alejada de todos por al menos un kilometro y me vi obligada a intentar recuperar el aliento. Y, en ese momento, mientras forzaba la vista en la oscuridad de una noche sin estrellas, fue que me di cuenta de que estaba completamente sola. 
___________________________________________________________
*Para Sofi*

Hola, mundo. Bueno, quería sacar el meollo del asunto zombie de una buena vez, o sea, en otras palabras, el fin del mundo que dio inicio a esta historia. Quiero que sepan ( y lo digo por si alguna vez quieren escribir algo o si ya lo hacen) que planear un apocalipsis zombie no es nada fácil. En mi experiencia personal he tenido que ser muy detallista, aún más que con otras historias, para no dejar cabos sueltos. Así que consejo para jóvenes escritores aprendido por mera experiencia:  En sus historias, sean de lo que sean, NUNCA dejen cabos sueltos porque después les causaran problemas y dolores de cabeza .

En otras noticias: ¡¡Espero que ya hayan visto Amanecer!! Me guardaré mis opiniones por respeto a las chicas que aún no han visto la película. Sólo dos cosas: Quiero un Edward (no tan perfecto, algo más realista, pero agradable) y en mi boda (con Adam Levine a la que por supuesto están invitados) quiero que suene A Thousand Years. 

Forever. 
~ByCherry~

viernes, 9 de noviembre de 2012

Escape

Huye. ¿Qué esperas? ¿Qué el mundo colisione frente a tus ojos y te destruya por completo? ¿Salir lastimado? ¿Llegar al límite?

Pon tu canción favorita y deja que la melodía fluya mientras tú te desintegras. Corre dejando tras tuyo una estela que vacíe, poco a poco, todos tus problemas y olvídate. Olvídate del mundo, de todo lo que te hace mal y te consume mientras huyes a un lugar tan iluminado que ninguna sombra pueda alcanzarte.

Imagina finales felices, eternas historias, deshazte de aquello que te ha contaminado y renace. 

Respira por la mera satisfacción de hacerlo, ríete de la cosa más insignificante y baila bajo una lluvia incesante que barra de tu mente hasta la más mínima tristeza.

 Empieza de nuevo y diviértete como si la edad no hubiera nunca llenado tu vida de vacíos. Aliviana esa carga pesada que llevas siempre sobre los hombros, sufre un arranque de adrenalina y vuelve a recuerdos de tiempos mejores hasta que nada te impida encontrar la esperanza que estabas buscando.

Escucha el silencio retumbar en las paredes de tu mente, escúchalo ir pacíficamente de un lado a otro sin problemas ni gritos innecesarios. ¿Habías alguna vez sentido tanta paz?

Quizá lo pinto demasiado bonito, quizá no sea esto lo que estás buscando ni lo que necesitas. Bien,  entonces: llora si es necesario, grita si te hace falta, maldice, rompe la burbuja de felicidad y ahógate en una canción melancólica  que te acabe por completo, pero haz lo que haga falta para que al final del día vuelvas, con la frente en alto, a darle la cara a la realidad.


______________________________________________________
*So she ran away in her sleep* 

ByCherry

sábado, 13 de octubre de 2012

Capítulo Tres “Decisiones”


No han pasado ni veinticuatro horas desde el terror de la muerte me rozó la piel y aquí vamos de nuevo. Nunca he sido buena para manejar las situaciones de pánico. El miedo suele correr por mis venas aún más rápido que le adrenalina, así que, en cuestión de segundos, me paraliza.
Mi respiración se vuelve un jadeo constante y una parte de mí sigue esperando un gran impacto. Me pego contra la pared buscando desesperada un punto de apoyo mientras siento cómo mi mente intenta digerir la idea, cómo, poco a poco, me recorre escalofrío por todo el cuerpo.
Siento que pasan los minutos, pero no estoy segura, ni del tiempo ni de nada, y la incertidumbre va haciendo estragos en mi mente inventando las mil y una formas en que todo esto podría terminar. Casi puedo escuchar la música de fondo que acompañaría este patético final, ese que todos nos hemos imaginado, pero que nadie realmente espera vivir.
Cierro los ojos con fuerza. Necesito calmarme.
Encuentro cierta fuerza dentro de mí, me tambaleo un poco, pero logro ponerme de pie. Siento que el cuerpo me falla, que estoy un poco menos de lo normal.
Bajo la mirada porque no quiero ver por la ventana de nuevo, pero no importa porque puedo escucharlos. Ha pasado suficiente tiempo y han llegado a la puerta principal, puedo escuchar sus brazos estrellándose contra el liso metal y a sus putrefactas uñas recorrerlo para hacerme saber que están ahí, esperándome.
Mis manos aún tiemblan y mi corazón sigue intentando ganar una carrera de velocidad inexistente, pero mínimamente logro salir de la torre.
Tomo un pequeño descanso mientras intento dejar de hiperventilar.
—Te ves patética—enuncia una voz rasgando el silencio, pero yo permanezco inmóvil intentando controlarme—Amy, no conseguirán entrar. Venga, que todos están buscándote.
No me hace falta girarme para saber de quién proviene esa voz frívola, pero hay algo en sus palabras que logra calmarme por completo.
—No pueden entrar—repito en un susurro y dejo que esa idea me invada por completo hasta que logro creerme a mi misma.
—Deberías dejar de ser tan…débil—comenta la chica y me hace remplazar el miedo por la rabia casi de inmediato.
Soane es una chica joven, dieciséis años recién cumplidos, y es también una de las personas con quien menos tolero estar. La chica ha sido forjada en un mundo cruel, lo entiendo, pero su mirada va más allá de la frialdad, es cómo si se hubiera resignado a todo, cómo si nada realmente pudiera perturbarla. Una parte de mí la odia porque sé que tiene razón respecto a mí: soy débil mentalmente. Hay un lado de mí que no logra resignarse, una parte que me grita que por más que sea esta mi realidad no debería aceptarla, porque esto no debería estar pasando y porque es normal tener miedo.

—Claro, sí me dices cómo estaría encantada—respondo sarcásticamente.
—Puedes ser irónica, pero no puedes lidiar con un poco de presión porque colapsas. Suena muy lógico— contraataca copiando mi tono de voz.
Aprieto la mandíbula porque, de nuevo, no quiero darle la razón que sé que tiene y continuamos caminando en completo silencio hasta que estamos en la sala de los sillones.
Soane se deja caer en un mullido diván y hace ademán de querer volver a dormir; Jesse, con sus cortos doce años, del otro lado de la habitación, hunde su cabeza temeroso en el cabello desaliñado de Helen; Alex está sentado junto a Garrett en una esquina, ambos llamándome a señas para que no interrumpa el debate que está tomando lugar allí mismo.
Josh discute con Mark y Gabrielle al mismo tiempo, ahí todos tienen diferentes posturas sobre lo que  hay que hacer y, a pesar de no querer escuchar nada, me veo obligada a intentar prestar atención al rumbo que está tomando la conversación.
—O sea, sólo hay dos opciones:—alega Mark—podemos quedarnos aquí, ya que estamos seguros y sabemos que no pueden entrar, nos acabamos las provisiones y luego huimos como ratones asustados cuando no haya más remedio. Por otro lado, podríamos empacar todo y salir de aquí con la oportunidad de sobrevivir con las provisiones por un tiempo mientras buscamos otro lugar.
—Exacto—lo segunda Graham, un hombre bien parecido que debe estar rondando los treinta y cinco, y con quien nunca he intercambiado más que palabras necesarias—Este lugar está jodido. Esas… cosas, sienten el calor humano aquí dentro y ténganlo por seguro que no se van a mover.
—Pero allá afuera puede no haber nada o puede que esté peor que lo que dejamos aquí. Si están sobreviviendo, puede que hayamos dado en el blanco y se estén fortaleciendo ¿Entonces qué?—contrataca Gabrielle y repentinamente pienso en ella como mi mejor amiga.
—Pues los viejos no podemos huir, eso lo saben, así que igual nos quedaremos aquí. Por otro lado están Giselle y Alex que no están en condiciones de correr de una horda de…zombies—comenta Helen y todos nos extrañamos por el término usado, ya que hemos estado acostumbrándonos a no llamarlos así.
—Alex se lastimó cuando salió de aquí por causa nuestra, nadie piensa en dejarlo. Helen tú eres como una madre para todos, así que dejarte atrás no está en los planes—responde Zachary y la anciana se encoje de hombros. Para todos es más que claro a quién están dejando fuera.
—Salir será lo mejor—dice Josh rompiendo el silencio y atrayendo la atención de todos—Marco tiene razón, no podemos quedarnos aquí acorralados.
Hay un par de discusiones más y al final se acuerda que se repartirán equitativamente las provisiones, quien quiera irse que lo haga y quien quisiera morir aquí también estaría en su derecho.
 Después cada quién va en una dirección diferente para prepararlo todo.
Ante tal decisión no soy capaz más que de abrazarme a Alex, quien pasa su mano por mi cabello para tranquilizarme. Sé que ni Alex ni Garrett van a dejar que me quede, y sé que tampoco se van a resignar a quedarse conmigo. Ellos funcionan por instinto y lo que piensa uno lo piensa el otro también: sobrevivir.
Alex permanece sentado por órdenes del resto del grupo mientras que Garrett me lleva a buscar mis cosas.
Veo las habitaciones que jamás llegué a considerar un hogar, y sé que realmente ése término ha quedado completamente borrado de mi diccionario para siempre. Entonces me pregunto qué sentido tiene todo esto, huir de algo que tarde o temprano terminará por atraparte o atrapar a alguien que quieres, por qué no terminar con todo de una vez y simplemente dejar atrás este mundo sin futuro.
—Tienes que ser fuerte, Amy—susurra Garrett en mi oído en cuanto termino de recoger lo más indispensable de mi habitación.
—Haré lo mejor posible—respondo y me esfuerzo por sonreír para tranquilizarlo, pero pareciera que él sabe lo que ha pasado por mi mente hace algunos instantes.
Caminamos por el pasillo y nos terminamos topando con Giselle. El día que conocí a Giselle recuerdo que un dejo de envidia pasó por mi mente y es que esa chica lo tenía todo: porte de modelo, juventud, y una mirada resplandeciente y positiva que te daba cierta calma, pero esta mujer no es ni la sombra de aquella. Me da pena por ella y no me resisto a preguntarle sí puedo ayudarle con sus cosas.
—No te preocupes, Amy, yo no voy.
— ¡¿Cómo?!—exclamo y me sorprendo de mi efusividad.
—No creo soportar un viaje—responde pasando sus manos por su vientre y veo como sus ojos se opacan.
Entonces caigo en cuenta de la gravedad de sus palabras y de que es justo lo que yo había estado pensando: darme por vencida sin siquiera intentarlo.
—No vas a quedarte, Giselle—digo dándome cuenta de que dejarla hacerlo sería como ser cómplice de una muerte, bueno de dos—Ven, vamos por tus cosas.
No le dejo siquiera tiempo para replicar, le doy mi pequeño bolso a Garrett y guío a la embarazada a su habitación. Ella cede con facilidad a mis intentos de ayudarla y me deja empaquetar lo más indispensable aunque a su mirada no llega nunca la esperanza.
 Una vez que terminamos con el equipaje la guio al salón de los sillones, dónde al vernos entrar Alex levanta la mirada sorprendido. Le digo a Giselle que se siente con mi hermano en lo que Garrett y yo bajamos a ayudar con los automóviles.
Terminamos justo cuando la mañana asoma por el horizonte, los pequeños rayos de sol comienzan a acariciar la tierra, algo que a los seres que rodean el refugio parece encantarles. A mí, en sí, me dan miedo, no repulsión ni pena, sólo miedo y ése miedo es suficiente para intentar convencerme de que la seguridad de este lugar se ha desvanecido para siempre.
Finalmente, ante el reto de tener que enfrentarse a la muerte cara a cara, todos se deciden a dejar atrás la vida segura que nos proporcionaron alguna vez las cuatro paredes que nos rodean. Y es ahí, cuando todos parecíamos dispuestos a abandonar aquel lugar e intentar buscar una nueva forma de vivir, cuando surge un pequeño gran problema. ¿Quién abriría las puertas estando todos en los autos?
Como método de seguridad, las puertas del refugio pueden abrirse solamente desde la torre de vigilancia. Entonces, cuando logramos asimilar esto, es que nos damos cuenta de que alguien tendrá por fuerza que quedarse. Pero ¿quién? ¿Quién tendrá que hacer tal sacrificio?
En automático me abrazo de mi hermano por enésima vez en la noche, realmente es lo que más temo: perder lo único de mi familia que me queda.
—Yo lo haré—dice una mano levantándose débil, pero decidida.
—Giselle, no tienes que…—me apresuro a intervenir.
—Amy, quiero hacerlo. Hay cosas que no pretendo que puedas entender, pero yo no quiero traer al mundo un niño que estará condenado desde su primer día de vida. Sería una crueldad.
Nadie se opone, nadie deja salir ni un sonido.
—Garrett, llévate a Amy y promete que la cuidarás.
No logro entender mucho después de eso, sólo caigo en cuenta de que los brazos de Garrett me toman por la cintura llevándome en dirección a la cochera antes de que nadie más pueda reaccionar. Entonces la noticia me cae como agua fría: Alex, mi hermano, se queda.
 Comienzo a gritar, no soy consciente de lo alto que lo hago hasta que mi voz forma un eco en las paredes de la habitación. Me estremezco y lucho por deshacerme del amarre que Garrett impone sobre mi cuerpo. El chico lucha contra mi desesperación  y se las ingenia para mantenerme bien sujeta mientras en el resto del grupo comienzan a dispersarse miradas de decepción y pena.
En ese momento que escucho las palabras que acaban de destruir mi realidad y romper en pedazos diminutos e irreparables mi, ya de por sí, ultrajado corazón. Mi vida se vuelve irreconocible, como si hubiera estado viviendo en una fantasía, en un espectáculo donde de repente todo sale mal y se encienden las luces.  
—Lo siento, Amy—se disculpa Alex y dejo de gritar un segundo para escucharlo—Pero no puedo irme sabiendo que… que condené a mi hijo.
Cae el telón y no hay aplausos.

___________________________________________________________
*Para Susan: Susy, (muere de enojo eso va por lo de hace rato) gracias  por haber leído este capítulo y darme tu critica constructiva aunque no te gusten los zombies T.q.m*

Oh my... Cástor! (Esto es para Pamela que estará leyendo esto en minutos y quiero que le pese la consciencia) Me tardé mucho con este capítulo, pero si les soy sincera lo hice como cuatro veces y no me gustaba. Ahora creo que está mejor, ojalá lo disfruten. 
Les dejo la foto de Soane (que, por si les interesa saber, es la viva voz de mi sarcasmo) y también un gran abrazo zombistico porque resulta que estamos en 72 seguidores y eso me pone feliz, además están por facebook y eso me fascina. 

¡Los amo!
~ByCherry~

sábado, 6 de octubre de 2012

En la dirección correcta...


Hay en el mundo una serie de sucesos, una serie de coincidencias que ponen a las personas en nuestro camino en el momento correcto a la hora correcta. Es lo que algunos podrían llamar destino y es lo que algunos otros llamamos suerte.
Sea la razón que sea, existen ocasiones que el universo se pone en sincronía con la suerte, o el destino, y automáticamente nuestra vida es más feliz porque estamos, repentinamente, en la dirección correcta.

___________________________________________ 
*Yo absolutamente me siento en la dirección correcta ahora mismo...*
¡Hola, mundo blogger! ¿Cómo están? Tenía un mes sin aparecer por acá y decidí que hoy era el día de volver. Ya tengo capítulo de Requiem for a Dead, pero no sé creo que hay algo que le falta y no quiero publicarlo y quedarme con esa sensación porque voy a terminar muy arrepentida, así que espero no tardarme demasiado.
"En otras noticias..." Bueno, algunos quizá ya lo saben, pero ahora tengo una página en facebook (http://www.facebook.com/pages/ByCherry/379664912105626) para estar aún más comunicados >.< Y para que se enteren de todo lo que pasa por mi vida (ya ven que Facebook es dónde todos no enteramos de todo) Ahí me verán seguido. 
Y para que en serio se pasen por la página les digo que ahí está el link del trailer de la nueva historia que me traigo entre manos junto a Pame que esperamos que les guste... El blog de esta historia está por aquí también (http://www.losangelesreedus.blogspot.com) y ahí encontrarán por ahora fotos de los personajes, la lista de canciones (soundtrack) que les recomiendo escuchar... Sobre todo a mi eterno amor Adam Levine con Slash en "Gotten". 
Los dejo por ahora, esperando volver prontito (para los que no se enteraron me dio varicela ¬¬ y  tengo que reponer todo lo que he perdido en clase, así que estoy muy cansada y ya ni de escribir me dan ganas D: )
Los adoro, espero que pasen un bonito domingo con sus familias 
~ByCherry~

jueves, 23 de agosto de 2012

Capítulo Dos "Pesadillas"


Trepo por la pequeña escalerilla que descansa en uno de los costados del cobertizo, no es lo bastante larga, pero mínimamente me ayudará con la mitad del camino. Cuando estoy lo bastante alto, tomo de asidero la orilla del techo y me impulso hasta dejar la mitad de mi cuerpo por encima de la madera, me balanceo un par de veces y logro, en un movimiento, pasar mi pierna junto con el resto de mi cuerpo, hasta que, finalmente, estoy arriba.
            Me arrastro por la superficie y consigo clavarme algunas astillas en la palma de mi mano derecha durante el proceso, pero lo ignoro. Llego justo a la mitad del techo de aquel pequeño almacén y me dejo caer boca abajo un par de minutos para recuperar el aliento.
De a poco mi corazón recupera su ritmo normal y entonces tanteo la extensión de la madera y me relajo casi al instante cuando logro sentir las pequeñas marcas que, poco a poco, he ido dejando ahí como un pequeño recordatorio de todo lo que me ha pasado en los últimos años.
Levanto mi cuerpo y me apoyo sobre los codos para poder leer. Sí, ahí están los nombres de mi padre, mi madre y mi hermana junto con su fecha de defunción cada uno. También está el nombre de Jill, y el de cada uno de los amigos y familiares que fui perdiendo a causa de esta locura de realidad. Al lado de cada nombre está una frase, una canción, un algo que me hace recordarlos. Muy masoquista de mi parte, pero eso de los cementerios ha dejado de existir hace ya un tiempo.
Tomo el puntiagudo abre sobres que descansa en el bolsillo trasero de mis jeans y, empuñándolo con fuerza, tanta que puedo ver como mis nudillos se ponen pálidos, comienzo a tallar los nombres William y Julian. Mis trazos son desprolijos, pero aun así intento llevar a cabo la tarea con cuidado.
Me lleva poco más de media hora terminar de tallar, pero cuando lo hago doy un último vistazo a la lista antes de suspirar profundamente y recostarme boca arriba.
Me doy cuenta de que los últimos rayos de sol cubren mi cara, apenas soy capaz de disfrutarlos un par de minutos, pues desaparecen dando paso a un cielo nocturno sin estrellas y sin luna. Con la noche viene también el frío y, sin apenas notarlo, comienzo a tiritar.
Escucho mi nombre repicar a lo lejos y tardo un par de segundos en reaccionar, pues estoy a punto de quedarme dormida y ese efecto no me deja diferenciar la realidad de mis paranoias personales. Ahí es cuando sé que cansancio y la montaña rusa de emociones  que me invaden no van a ser mis mejores aliados esta noche en mi intento de evitar las pesadillas.
Tomo un profundo suspiro, que espero me dure hasta que poder volver a ver el sol nacer tras el horizonte, antes de comenzar a moverme con parsimonia de regreso al edificio central.
El refugio, por la necesidad de tener que albergar a tanta gente, es de dimensiones impresionantes. Si era difícil mantenerlo funcionando con unos cuantos miles de personas, entre veintidós, ahora veinte, se convirtió en una tarea imposible. Así que, para fines prácticos, nos limitamos a usar sólo un edificio y una de las cuatro torres de vigilancia.
Además tenemos varios metros cuadrados para cultivos de vegetales y árboles frutales; un pozo subterráneo que nos otorga toda el agua que utilizamos y un almacén medio lleno de cosas que hemos ido recolectando. En resumen, no podemos quejarnos.
— ¿Amy, dónde estabas?—pregunta una voz cálida que sale repentinamente de entre las sombras de la noche y no puedo evitar pegar un chillido agudo—Lo siento, no quería asustarte. Olvidé que eres la persona más nerviosa de por aquí—comenta con una risita.
—Helen—respondo en reconocimiento y la mujer me hace señas para que me apresure a entrar en el edificio, así lo hago y ella entra detrás de mí.
Me quito las desgastadas converse azules y camino en calcetines hasta llegar a la habitación de los sillones dónde todavía permanecen Garrett y Alex. Ambos siguen sentados y observan atentos la única televisión que tenemos en el refugio. Lo que ven es una película, de las últimas que lograron salir antes de que todo el mundo colapsara.
A pesar de tener su facha de tranquilidad, los conozco y, por la manera en que sus ojos parecen perderse en el infinito, sé que la conversación que han tenido con Josh ha llegado a conclusiones alarmantes.
“Hola” articula Alex con los labios al levantar la mirada y verme ahí, contemplándolos. Le sonrío, pero antes de contestar Helen me llama desde la habitación contigua, una amplia y de paredes blancas que nos sirve de cocina comedor, así que atiendo al llamado.
—Tengo una sorpresa para ti—dice la mujer mientras se mueve lentamente hasta la puerta de uno de los refrigeradores, rebusca un momento dentro y termina extrayendo un bol de metal que pone en la mesa—Sé que te encantan, Alex me lo dijo.
Me acerco con cautela y no puedo evitar sonreír al ver las apetitosas uvas verdes que descansan en el fondo del bol. Levanto la vista como buscando autorización y Helen me la da con una mirada, entonces no hace falta más para que tome una uva y me la lleve lentamente a la boca.
Siento cómo se rompe la cascara y cómo el sabor dulce deleita mis papilas gustativas.
—Tómalo como una gratificación por arriesgar tu vida por nosotros—comenta en apenas un susurro.
— ¿Cómo hiciste?—pregunto intentando cambiar el tema, pero con cierta curiosidad mientras tomo entre mis dedos otra uva.
—Las uvas jamás han salido de las tiendas de comestibles, niña—responde y por un momento pienso que suena igual que mi abuela. —La tierra puede darnos de todo si sabemos trabajarla—continúa sonriendo al verme degustar lentamente. Saca sus guantes de jardinería cubiertos de tierra del interior de un bolsillo y me los muestra para enfatizar su frase. Después  de unos segundos observándome se retira a dormir, dejándome sola.
Tomo el tazón entre mis manos y camino sosteniéndolo como si fuera un pequeño tesoro, mi tesoro. Me dejo caer en uno de los sofás, a lo que mis músculos me agradecen y se relajan casi instantáneamente. Después de un rato, el aroma ligero a uvas llama la atención de mis dos acompañantes y no puedo negarme a compartir mi fortuna con ellos.
—Tú y yo debemos hablar, Amy—comenta Alex como quien no quiere la cosa y sé que estoy en problemas, así que lo dejo continuar sin hacer ningún comentario, sin siquiera respirar—Encontré las pastillas para dormir—sigo sin dar señales y él continua—No puedes seguir tomándolas.
—No, no lo haré.
Me mira extrañado por lo fácil que ha sido, ya que, seguramente, esperaba mucha más batalla de alguien que prácticamente depende de los somníferos. Y sin duda la hubiera presentado, pero sé que tomarlos en este momento sería como condenarme al mundo de las pesadillas sin oportunidad alguna de escape.
Alex se levanta y se va casi al instante, lo veo cojear por el pasillo y no puedo evitar pensar qué sería de mí si lo perdiera. Mi pregunta se contesta casi instantáneamente: nada, estaría demasiado escasa de razones para seguir viviendo.
Me obligo a sacudir mi cabeza con fuerza para expulsar de mi mente aquellos pensamientos, entonces me doy cuenta de que Garrett me mira fijamente.
— ¿Qué sucede?—pregunto aliviada de tener una excusa para alejar mis preocupaciones.
—Nada, sólo… No, nada. Buenas noches—dice levantándose y caminando firmemente en dirección a su habitación.
Buenas noches, claro.
Regreso mi mirada al televisor, termino el bol de uvas y con ellas se va también la sentimiento de seguridad que había estado acompañándome en la oscuridad y, repentinamente, vuelvo a tener cuatro años y vuelvo a tenerle miedo a la negrura que reina a mi alrededor.
Una idea asalta a mi mente y sonrío al pensar en que hay otra persona que debe estar en vela esta noche. Me levanto y echo a correr por el pasillo en dirección al elevador de puertas plateadas que me subirá unos cuantos metros hasta la torre de vigilancia.
La torre está construida en forma de un círculo perfecto con un perímetro de cristal reforzado. Hay pantallas de monitoreo y un panel que permite revisar toda la inmensidad del refugio sin necesidad de moverse. Sin embargo, no todos los artilugios funcionan, algunos de ellos han sido desconectados apropósito y otros han dejado de funcionar o se han dañado permanentemente a causa del tiempo.
Por otro lado, lo de las guardias de vigilancia es una formalidad que jamás se ha cuestionado, pero que todos consideramos innecesaria, ya que estando dentro de capas y capas de acero, y quién sabe que otros materiales indestructibles más, la probabilidad de que alguien o algo entre es de una en un millón.
—Pensé que estarías cansada—llama una voz de mi realidad y me doy cuenta de que hace rato que las puertas del ascensor se han abierto.
—No puedo dormir—acepto sin moverme ni un centímetro al ver de quién provine aquella voz.
—Lo imaginé y por eso insistí en estar aquí esta noche, así mínimo nos haremos compañía—dice el chico y me anima a acercarme.
Mark es de las pocas personas con las que hablo dentro del refugio, su personalidad está diseñada para que ignorarlo sea una tarea imposible. Es una persona de lo más sencilla, con él no hay nada de vacios existenciales ni complicaciones y es por eso que me agrada.
Nos sentamos frente a frente en los cómodos divanes que hay en la habitación y comenzamos a charlar de puras trivialidades intentando matar el tiempo. Reímos un rato y, de repente, entre un comentario y otro, algo en la mirada de Mark cambia y no puedo evitar esquivar sus intensos ojos verdes.
Me concentro en el agua que corre por la ventana y que, poco a poco, empaña el vidrio hasta nublar por completo el panorama. Mark comienza a decir algo, pero no me preocupo por escucharlo.
No soy capaz de escuchar los pasos que se acercan en mi dirección hasta que están demasiado cerca, Mark se acomoda a mi lado y coloca con cuidado mi cabeza en sus piernas al mismo tiempo que roza mi rostro con la punta de sus dedos. De alguna manera su gesto, en vez de consolarme, me causa escalofríos y no puedo evitar rehuir el tacto casi al instante.
El chico acorta la distancia sin importarle mi rechazo y, en cuestión de segundos, puedo sentir sus labios sobre los míos. Sus brazos me reacomodan sin dificultad hasta quedar sentada sobre sus piernas mientras su labios se mueven rítmicamente intentado hacer reaccionar los míos, pero, por alguna razón, ni lo evito ni lo acepto por completo, sólo me dejo hacer.
Sus manos sujetan con firmeza mi cintura y, a pesar de estar completamente sumida en mis pensamientos, no es difícil adivinar el sentido que están tomando los suyos. Pero en ése momento no me importa y entrelazo mis manos en su cabello rizado por puro instinto.
Cuando apenas estoy acoplándome a la situación, una alarma se activa con un pequeño pitido que me sobresalta.
— ¿Qué fue eso?
—Seguro un animal—responde el chico intentando volver a besarme y logrando con sus movimientos volver a tocar mis labios.
Parece decidido y cierra aun más nuestro abrazo, cómo si necesitara sentir que en realidad estaba ahí, con él, compartiendo ese momento que, en cada instante que pasaba, me aceleraba la respiración.
Pero antes de profundizar del todo y dejarnos llevar por la adrenalina, otra alarma se activa y esta vez es él quien me aparta ligeramente.
Por el ventanal no se distingue nada entre la niebla y la oscuridad de la noche, así que Mark se levanta y recurre a darles un vistazo a las cámaras de seguridad mientras, paulatinamente, regresa a mí la cordura.
Él analiza cada imagen con profesionalismo mientras yo observo por encima de su hombro como las imágenes pasan rápidamente y, en el momento menos esperado se detiene en una…
Ahí, frente a mis ojos, saliendo de entre las sombras y la seguridad de los árboles, los cuerpos van atravesando el campo raso que se encuentra justo enfrente del refugio. Están ahí, a unos metros de la puerta principal y no es uno ni dos, son mínimamente cientos.
Doy unos pasos hacia atrás y tropiezo hasta caer contra el suelo donde me encojo intentando convencerme de que no está pasando, de que no puedo tener tan mala suerte.
— ¡Par de idiotas, los han traído hasta aquí!—gruñe Mark en mi dirección y después sale de la habitación dando gritos de alarma que no tardan en hacer efecto en todo el lugar. Yo permanezco inmóvil en el suelo escuchando cómo, una a una, las alarmas se unen en coro hasta formar un pitido constante y fuerte que me taladra la cabeza.
            Entonces caigo en cuenta de que ya no es suficiente eludir el sueño, que ahora mis pesadillas han conseguido un pase directo a mi realidad. 
 ___________________________________
*Para el ángel de Reedus que leerá este capítulo, para esa castingnera perfecta que le ha dado una imagen a los personajes de esta historia, porque nosotros amamos a Judas... Este está dedicado a Pame*

Hola, chicos y chicas del mundo. Bueno, espero que les guste este capítulo porque aquí es cuando inicia lo interesnate en esta historia que tan bienvenida ha sido por todos ustedes. Gracias por sus comentarios tanto aquí como por msn o cualquier otra vía por la que nos comunicamos.
He estado pensando en ponerles las fotitos de mis personajes, pero me lo he pensado mucho porque me agrada que se los imaginen ustedes a su gusto y les den vida ahí en sus cabecitas. Sin embargo, creo que ya sea en esta pestaña que hay arriba con el nombre de la historia o en mi cuenta en Wattpad (@ByCherry) les estaré mostrando al menos algunos rostros.
Espero que pasen un buen viernes y fin de semana.
Cherry