domingo, 18 de noviembre de 2012

Capítulo Cuatro "En Descenso"


Desgracia, dolor, miseria, culpa. Todo se revuelve en mi pecho dejando un hueco profundo que, seguramente, me tomará demasiado sanar. Las lágrimas siguen frescas entre mis pestañas, tengo la mirada nublosa, siento un cansancio exorbitante en cada parte de mi cuerpo y algo me dice que, aunque lo intentara, no sería capaz de hablar demasiado fuerte.
Sin embargo, existe una pequeña gran parte de mi corazón que, a pesar de todo lo que ha pasado en las últimas horas, se siente aliviada. Aliviada de que el hombro sobre el que ahora puedo recargarme y descansar sea el de un Alex fuera de peligro.
Me atrevo a cerrar los ojos con seguridad por primera vez en mucho tiempo, el movimiento tranquilo del automóvil me relaja un poco justo antes de que los recuerdos broten de mi memoria ante la oscuridad que me brindan mis párpados.
Muerte, desastre, sangre, los ojos sin esperanza de Helen, me invaden al instante, pero la certeza y satisfacción de encontrarme una vez más a salvo es, por esta vez, mucho más grande.
Abro los ojos nuevamente, levanto la mirada y veo los hombros de Garrett y Mark delante de mí, conductor y copiloto respectivamente.
Llevamos poco más de tres horas conduciendo sin detenernos, debe ser por ahí de medio día porque el calor empieza a pegar de lleno en el automóvil y llega a sofocarnos levemente por el reducido espacio al que hemos tenido que adaptarnos, pero, aun así, nadie se atreve a decir una sola palabra.
— ¿Amy, estás bien?—pregunta Chaim, un chico de diecisiete años que mantiene la misma mirada asustadiza que yo, desde el asiento trasero—Sigues sangrando.
—Nada de cuidado—respondo restándole importancia a la herida profunda que me atraviesa el cuello a pesar de que el pedazo de camiseta que he usado como venda improvisada esté ya completamente teñido de mi sangre.
Una de las manos de Alex aprieta con fuerza la mía; la otra, mantiene sujeta firmemente a una Giselle que aún lucha por recuperarse. Ambos se encuentran serenos, como procesando todo lo que ha sucedido.
Apenas esa mañana habíamos perdido demasiadas personas, de veinte que habíamos logrado salir de aquella trampa, sólo doce habíamos vivido para contarlo.
Después de una discusión, de la que no puedo recordar más que mis propios gritos sofocados, Josh y Helen habían decidido que los años que cargaban encima eran demasiados como para sobrevivir al mundo exterior destruido que nos esperaba. En mi inconsciente, sigo pensando que la situación forzó a Josh a quedarse, él ahí suponía una mínima esperanza para la vieja mujer y morir honorablemente era algo que a su edad era bastante considerable. Por mi parte, sé que estaré en una deuda más allá de la muerte con ellos. Su sacrificio supuso que la única persona que me quedaba siguiera viva, ahí, a mi lado.
Giselle, por otra parte, resultó ser más difícil de convencer, pero creo que al final fueron mis súplicas desesperadas las que terminaron haciéndola caminar a la salida.
Y ahí pintaba de nuevo una oportunidad, más eso no fue suficiente al darnos cuenta de que lo que nos esperaba afuera era diez veces más grande de lo que habíamos planeado. Hubo un forcejeo bastante violento para intentar salir, y ahí fue cuando el auto menos protegido sucumbió en manos de un montón de parásitos ávidos de calor y carne humana.
La camioneta en la que me encontraba logró salir sin daños del primer tumulto, el problema vino cuando un primer vidrio cedió ante la presión que ejercía una segunda horda de infectados.
En ese momento, mi vida, mi corta y llena de miedo vida, pasó a la velocidad de un rayo frente a mis ojos. Recuerdos, experiencias, temor y, finalmente, adrenalina… Adrenalina pura que reaccionó por mi acabado subconsciente, haciéndome defenderme  cuando un primer par de putrefactas manos intentaron alcanzarme.
Marco maniobró como pudo para sacarnos de ahí de una pieza, pero en uno de esos agitados movimientos mi cuello resultó herido por mi propia arma improvisada: un trozo de vidrio.
Fuera del daño meramente psicológico que nos provocó escuchar quejidos y crujidos cuando las ruedas aplastaron sin misericordia aquellos vestigios de personas, habíamos salido ilesos.
— ¿Estás bien?—susurra Alex saliendo de su trance y pronto me doy cuenta de que no soy yo a quién le ha preguntado.
—Sentí como si todo dentro de mí se hubiera estrujado, pero creo que no pasó de eso—respondió la temblorosa voz de Giselle mientras su endeble cuerpo se acomodaba en el hueco que le ofrecía el brazo de Alex.
—Nos detendremos en más o menos un kilometro—anunció Mark como atendiendo a petición que la debilidad de Giselle hacia por un descanso.
 ***

Para media tarde teníamos hecho un fortín en la orilla de un río cristalino que nos dio la suficiente confianza como para abastecernos y lavarnos. Habíamos perdido muchas cosas junto con la pérdida del tercer vehículo, pero afortunadamente con lo que poseíamos podríamos sobrevivir por dos semanas si racionábamos eficazmente.
—Saldremos de esta—murmura Mark positivo mirando al pequeño Jesse agazapado a mi lado junto a un fuego que manteníamos bajo—Mañana saldremos de aquí, comenzaremos la búsqueda en otro de los refugios y, con suerte, encontraremos algunas personas que se mantengan constantes todavía. Ejercito, científicos. Digo, no todo el mundo pudo haberse acabado ¿Amy, tu padre sabía algo? Quiero decir, fueron de las últimas personas en llegar al refugio, algo deben saber.
Me toma por sorpresa la mención de mi difunto padre, pero no lo aparento e intento recordar algún dato relevante, es entonces que recuerdo de que hay realmente mucho que quizá estas personas frente a mi no saben. Miro a Alex, quien parece estar pensando en lo mismo pues lleva el ceño fruncido.
—Dos años después de que inició la guerra se inauguraron los refugios, esto fue porque el mundo estaba en manos de aquellas mentes capaces de crear armas silenciosas y letales, ya nadie se preocupaba por balas o bombas, la verdadera victoria estaba en acabar con el oponente desde dentro—hago una pausa e intento ir más lento—El primer virus que se creo fue realmente como un juego de niños, un prototipo, pero con el tiempo ese primer virus fue mutado por diversas manos que intentaban hacerlo poderoso. Ahí fue cuando las cosas se salieron de control. Antes de ser llevados a un refugio, mi padre fue, por decirlo, reclutado por uno de los muchos grupos intelectuales alrededor del mundo que intentaban acabar con el segundo virus.
—Se ofrecían grandes recompensas para quien lograra encontrar la cura, las muestras del virus eran transportadas a todas partes y era muy fácil conseguirlas. Así se esparció entre novatos que se creían Dioses, se cometieron errores y en menos de un año los infectados nos ganaban en número—continúa Alex sentándose a mi lado—Entonces la el gobierno entró en pánico, los militares entraron en pánico y ahí comenzó la matanza. Fue cuando a los refugios dejaron de llegar los suministros, cuando todo el mundo sucumbió. Nuestro padre nos metió en un refugio cuando el mundo ya había sido declarado como extinto.
Diez miradas nos atraviesan intentando procesar la información, les toma un momento y algo me dice que están haciendo el recuento del largo tiempo de que han pasado dentro del refugio. Yo por lo menos llevaba ahí casi cuatro años y eso me parecía excesivo, era de imaginarse el shock por el que debían estar pasando los demás.
— ¿Declarado extinto? ¿Qué exactamente significa eso?—preguntó Mark.
—Qué en ninguna parte había una fuerza suficiente como para acabar con la amenaza mundial—concluye Alex con una tenue voz, como si en el fondo deseara estar mintiendo.
***

Cayó la noche y decidimos que dormiríamos por turnos dentro de los vehículos para mayor seguridad, así cada quién descansaría lo suficiente por al menos una noche.
El primer turno se les designó a las tres mujeres que quedábamos, Alex, Jesse y, un joven ex estudiante de derecho, Zachary. Nos sorteamos los sitios para dormir y, a final de cuentas, terminé en la misma camioneta en que había escapado del cuartel junto a Jesse y Zac, totalmente apartada de la seguridad que me producía tener a Alex cerca.
Mis dos acompañantes lograron conciliar el sueño casi inmediatamente, dejándome solamente con sus calmadas respiraciones de fondo. Me removí inquieta en el asiento, me sentía demasiado apabullada para poder conciliar el sueño, sabía que lamentaría después las valiosas horas de descanso perdidas, pero en ese momento no podía más que mirar al techo en silencio evocando la ansiedad que había pasado hacía apenas esa misma mañana.
La oscuridad se fue haciendo absoluta, en algún momento los chicos de afuera apagaron la pequeña y chispeante fogata y se quedaron también en silencio. El frío de la noche se hizo presente con un viento persistente que aporreó los árboles que nos rodeaban desde afuera y que también aporreó mis inquietantes pensamientos obligándome a caer poco a poco en un brete aletargado.
Y, de repente, como salido de una de mis evocaciones, un rostro desfigurado se materializó en la ventana del vehículo en medio de la oscuridad, haciéndome despertar del todo impactada. Era sólo uno, pero con ése bastó para dejarme sin habla.
Me incorporé y me eché hacia atrás mientras el cuerpo se abalanzaba sobre el espacio vulnerable que había dejando el vidrio roto. Sus brazos, por la torpeza con la que se movía, rozaban constantemente contra los restos de cristal abriendo nuevas heridas supurantes en su desgastada piel.
Repentinamente su cuerpo se abalanzó con un poco más de impulso y su mano logró rozar mi pierna por un momento, cosa que me hizo reaccionar. Lidié con la puerta detrás de mí y después salí corriendo hacia el exterior, donde, segundos después, comenzaron a escucharse disparos.
El parásito que me perseguía logró finalmente entrar en la camioneta desde la ventana, adentro dos personas comenzaban a despabilarse, pero no con la suficiente rapidez y, en un instinto desesperado, intenté volver por ellos, pero justo a mi lado otro ser tambaleante había fijado sus ojos cristalinos en mí haciéndome retroceder.
Grité escandalizada cuando vi que la camioneta se movía violentamente, a los pocos segundos la cara de Zachary se asomó por una ventana seguida de su cuerpo entero, viéndose finalmente afuera.
— ¡Corre!—ordenó el muchacho acercándose hasta mi y empujándome hacia atrás antes de que un cuerpo llagado se me dejara caer encima.
Nos levantamos del suelo torpemente echándonos hacia atrás en un intento de poner distancia entre nuestros cazadores y nosotros. Entonces, comenzamos a correr. Sin sentido ni dirección nos internamos entre algunos matorrales que cubrían la zona.
Corrí hasta que las piernas no me dieron para más, cuando ya estaba alejada de todos por al menos un kilometro y me vi obligada a intentar recuperar el aliento. Y, en ese momento, mientras forzaba la vista en la oscuridad de una noche sin estrellas, fue que me di cuenta de que estaba completamente sola. 
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*Para Sofi*

Hola, mundo. Bueno, quería sacar el meollo del asunto zombie de una buena vez, o sea, en otras palabras, el fin del mundo que dio inicio a esta historia. Quiero que sepan ( y lo digo por si alguna vez quieren escribir algo o si ya lo hacen) que planear un apocalipsis zombie no es nada fácil. En mi experiencia personal he tenido que ser muy detallista, aún más que con otras historias, para no dejar cabos sueltos. Así que consejo para jóvenes escritores aprendido por mera experiencia:  En sus historias, sean de lo que sean, NUNCA dejen cabos sueltos porque después les causaran problemas y dolores de cabeza .

En otras noticias: ¡¡Espero que ya hayan visto Amanecer!! Me guardaré mis opiniones por respeto a las chicas que aún no han visto la película. Sólo dos cosas: Quiero un Edward (no tan perfecto, algo más realista, pero agradable) y en mi boda (con Adam Levine a la que por supuesto están invitados) quiero que suene A Thousand Years. 

Forever. 
~ByCherry~

viernes, 9 de noviembre de 2012

Escape

Huye. ¿Qué esperas? ¿Qué el mundo colisione frente a tus ojos y te destruya por completo? ¿Salir lastimado? ¿Llegar al límite?

Pon tu canción favorita y deja que la melodía fluya mientras tú te desintegras. Corre dejando tras tuyo una estela que vacíe, poco a poco, todos tus problemas y olvídate. Olvídate del mundo, de todo lo que te hace mal y te consume mientras huyes a un lugar tan iluminado que ninguna sombra pueda alcanzarte.

Imagina finales felices, eternas historias, deshazte de aquello que te ha contaminado y renace. 

Respira por la mera satisfacción de hacerlo, ríete de la cosa más insignificante y baila bajo una lluvia incesante que barra de tu mente hasta la más mínima tristeza.

 Empieza de nuevo y diviértete como si la edad no hubiera nunca llenado tu vida de vacíos. Aliviana esa carga pesada que llevas siempre sobre los hombros, sufre un arranque de adrenalina y vuelve a recuerdos de tiempos mejores hasta que nada te impida encontrar la esperanza que estabas buscando.

Escucha el silencio retumbar en las paredes de tu mente, escúchalo ir pacíficamente de un lado a otro sin problemas ni gritos innecesarios. ¿Habías alguna vez sentido tanta paz?

Quizá lo pinto demasiado bonito, quizá no sea esto lo que estás buscando ni lo que necesitas. Bien,  entonces: llora si es necesario, grita si te hace falta, maldice, rompe la burbuja de felicidad y ahógate en una canción melancólica  que te acabe por completo, pero haz lo que haga falta para que al final del día vuelvas, con la frente en alto, a darle la cara a la realidad.


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*So she ran away in her sleep* 

ByCherry