domingo, 17 de julio de 2011

Secretos

Narra Max Evans
Tienes que decírselo, tienes que decírselo, tienes que…
Era todo lo que podía pensar mientras sus finos labios estrechaban los míos en un cálido beso dentro del auto. La había llevado tan lejos, prácticamente fuera de la ciudad para decírselo, y ahora, que tenía la oportunidad, lo evadía con caricias que ni siquiera podía sentir.
-¿Bajamos?-pregunté cuando nos hizo falta una pausa.
Ella asintió de mala gana. Las cosas entre nosotros no habían ido muy bien desde hace un tiempo, siempre entre mentiras y secretos que ponían entre nosotros una gran pared.
Fuimos hasta la orilla de una cerca, desde donde se veía toda la ciudad y ahí uno al lado del otro, nos lanzamos a nuestros propios pensamientos ignorándonos mutuamente.
-¿Max?-murmuró ella rompiendo el frío silencio entre ambos- Creo que… Ya sabes, no vamos como deberíamos- intenté decir algo, pero simplemente no pude- Ya no nos vemos… casi nunca.
Se notaba que le costaba trabajo ordenar las ideas en su cabeza, y aún más expresarlas en palabras. Comencé a respirar pausadamente, sabía lo que estaba pensando y no quería llegar al punto de perderla esa noche.
-Y… No digo que tengas culpa, es solo que ya no vamos en la misma sintonía-se apresuro a decir y al momento bajo la mirada.
¿Qué hacer? ¿Confesarlo todo? Si yo pretendía estar con ella, tenía que decirle todo, dejar de encubrir mi realidad con mentiras tontas, y que, si somos sinceros, nadie nunca creía.
-Dany… Tengo que confesar algo-comencé con una voz temblorosa que no le dio nada de fuerza a mis palabras- Yo…
-¿Tu?-presionó ella con una voz aún más nerviosa que la mía.
-No sé como… decirlo-admito y desvío la mirada- Es complicado.
-Igual que esto, todo en nosotros es complicado. Siempre- dice ya casi gritando, y a leguas noto su frustración- Comienzo a pensar que somos demasiado diferentes…
-¡Sí! Eso, somos diferentes tu vienes del sur...-digo efusivamente intentando guiar la conversación a mi favor.
-¿Estás diciendo que todo esto es porque soy del sur?-pregunta incrédula y sé que debe estar pensando que estoy volviéndome completamente loco.
-No, el problema radica en de donde vengo yo-digo casi en un susurro mientras me acerco a ella.
-¿De dónde vienes, Max Evans?-pregunta y veo como intenta retroceder; la asusté.
No digo nada más, me limito a levantar lentamente mi índice de la mano derecha y dirigirlo hacia el cielo. Ella entrecerró los ojos y tardo un poco en reaccionar, en captar el sentido de mis actos.
-Imposible- murmura y se aferra fuertemente de la cerca cuando las piernas le fallan- Créeme no soy buena tomando las bromas.
-No estoy bromeando contigo-digo mientras intento poner una cara seria, pero estoy alerta por si llegase a caerse.
Ella se tranquiliza un poco y me mira, casi puedo sentir como me atraviesa y ve en mi interior. Me acerco inseguro a ella, tengo miedo a que me rechace, a que ya no quiera saber más de mí, ni como amigo y menos como algo más.
Sin embargo Dany deja que la acune en mis brazos, rodea mi cintura con los suyos y respiramos profundamente. Sé que una parte de ella se niega a creerme, por lo que me propongo mostrarme a ella como realmente soy. Me concentro apenas un momento y abro una conexión entre nosotros donde comienzo a transmitir escenas de nuestro pasado juntos, donde éramos más inocentes y también unos completos desconocidos.
Ella se tensa y me abraza aún más fuerte, como si me estuviera rogando que no me fuera, como si quisiera fundirnos en uno mismo. Unos segundos después, se aparta y me mira a los ojos.
-Quiero la verdad. Toda.
-Dime qué quieres escuchar-respondo calmado.
-Quiero que me digas que esto no cambia nada, que sigues siendo tú, que no vas a irte, que… que me quieres- me suplica con los ojos ya vidriosos.
-Me gustaría mucho poder hacerlo. Pero, la verdad es que no puedo vivir aquí para siempre-confieso deshaciéndome por fin de mi último secreto- Sigo yo, te sigo queriendo, pero no puedo quedarme contigo.
-Entonces dime ¿Por qué? ¿Por qué iniciaste algo que sabías no podrías terminar?- exige demandante- ¿Por qué acercarse a mi si sabías que no podrías quedarte?
-No tengo a nadie a quien culpar esta vez, más que a mi recién adquirido egoísmo- declaro impotente ante las cristalinas lágrimas que caen por sus mejillas.
-Hazlo de nuevo-pide y llevo mi mano a su mejilla para que las imágenes corran de nuevo.
Esta vez, es su mente la que las controla. Comienza conmigo, los sentimientos entre cruzados de cuando me conoció, la primera vez que le llamé por teléfono, la primera vez que me pidió llevarla a casa. Luego cambia radicalmente y aparece un chico que yo no había conocido pero había visto algunas veces. Él caminando, él hablando con ella, él besándola.
Me aparto rápido, como si su piel me quemara los dedos y la miro decepcionado. Intenta acercarse y la rechazo.
-Sucedió una vez, después de eso jamás volví a verlo. Pero supongo que ese es el secreto que yo tenía que decirte.
-No es si volviste a verlo o no, es el hecho de que jamás debió haber pasado- digo completamente seguro de que la imagen no saldrá nunca de mi cabeza- De todos modos, supongo que se termino.
-Supones bien- afirma con la voz cortada y me doy cuenta de todo lo que le hecho.
Me siento culpable, me siento el ser más miserable del universo, y por una vez se me ocurre algo que podría arreglarlo todo para ella. A mí puede costarme mucho, pero ya no es tiempo de tomar mi bien estar en cuenta.
La miro una vez más, examino cada parte de ella y voy guardando la imagen en mi memoria. Me acerco, y le tomo por las manos sin darle la oportunidad de huir, la estrecho entre mis brazos y respiro su perfume. Contengo la respiración y una lágrima del cielo cae sobre mi cabello, en el momento que uso esa misma conexión para borrar poco a poco todo recuerdo mío de su mente.
Su cuerpo va cediendo y la sostengo más fuerte hasta que cae completamente dormida, no tardará en despertar por lo que la dejo en el asiento del auto con las llaves listas en el contacto. Beso lentamente su mejilla y le abandono con las únicas palabras que hasta ahora sé valió la pena decirle: Te quiero.


*-* I love Max Evans*-* I love Max Evans *-* I love Max Evans *-*
Bueno aquí se los dejo, esta dedicado a mi hermanita SoDhaa Cullen y el chico es de una serie viejita que ojalá algún día puedan ver... Roswell !! Y mi inspiración fue Secrets de OneRepublic <3
Así que.. Espero que les guste y comenten! Sigan checando la entrada anterior, a los que respondieron por msn o twitter también los tengo en cuenta!!
Ciaoo :D

miércoles, 13 de julio de 2011

Un 14 de Febrero

N/A: Bueno chicas, espero que les guste. Quiero decirles que este shot lo escribí el pasado día de San Valentín y por eso quedo cursi :P Otra cosa, la historia la narra completa la misma “persona” así que no se confundan.

¿Quién soy? Bueno pues, no diré nombres. No ahora al menos. Digamos que soy un ente, alguien que ni está muerto ni tampoco podría considerarse vivo. Tengo un problema, se llama Kristin. Ella tiene quince años, ¿Cómo alguien tan joven puede causar tantos líos? La respuesta es simple, ella murió enamorada. Aunque por lo que veo el comprenderlo no parece tan simple.
-Por Favor- repite por milésima vez.
Ha estado un buen rato pidiéndome que le ayude, pero aunque quisiera no puedo, no es mi trabajo. En la vida después de la muerte existen diferentes tipos de entes como yo. Yo soy uno de esos que se especializan en el amor. No, no tengo rizos dorados y mi nombre no es Cupido, pero supongo que a ojos humanos eso sería lo más cercano a mi realidad.
Ok, estoy divagando. Regresemos a la niña que me persigue, la conocí porque… Bueno mi hermano (de vuelta a términos y equivalentes humanos) fue el causante de su muerte. Y no, mi hermano no es malo, ni es una sombra negra que asecha por las noches, es más, él no es precisamente el indicado para tal tarea; pero alguien debe hacerlo.
Todo lo que comienza tiene que terminar, y la vida de Kristin no era la excepción. Una muy típica adolescente: dramática, divertida, con una pizca de locura y una dosis de cursilería; esa era ella, Kristin Stephens. Ella amaba la música, los jeans, uno que otro libro y sobre todo ella estaba al pendiente de Josh.
El día de su muerte, ellos habían peleado. Que digo pelear, discutieron tan fuerte que toda la calle se entero. Se gritaron, y uno a otro, se lanzaron cuchillas en los lugares más sensibles del corazón, se hirieron mutuamente y para cuando ella salió corriendo ya estaba desangrándose. Pero claro, eso es solo una metáfora para lo dura que había estado la pelea entre ambos. Ella murió por un cliché de las muertes en las películas, claro que aquí ella no contaba con una doble; murió atropellada.
Nadie lo noto hasta que fue tarde, hasta que ya no había nada que hacer. Cuando su corazón fue marcando el ritmo de las palabras que sonaban en su cabeza… Josh, perdóname… No era mi intención dejarte solo…
Entonces, llego a donde llegan todos los que pierden la vida. Y misteriosamente yo estaba allí. Me habían llamado por una novia que se reusaba a continuar, que había intentado regresar más de una vez y que tenía a todos cansados.
Estábamos conversando. Ella seguía con la idea de volver y si continuaba así entonces tendríamos a un alma en pena. Una más entre los millones y millones que había, esos seres que de vez en cuando te observan por las ventanas para asegurarse de que estas a salvo, los que algunos llaman protectores. La verdad no pueden intervenir, aunque pueden vigilarte, darse calma viendo que sigues con tu vida, que te ves obligado a hacerlo aunque ellos ya no estén. Y de vez en cuando te sonríen del otro lado del espejo, o cuando tú mirada esta en el infinito viendo sin ver; es cuando hacen contacto contigo, a su manera, pero igualmente lo hacen.
Entonces cuando Kristin escucho la conversación, cuando escucho mi promesa de intentar arreglar las cosas, fue cuando se formo un plan en su mente y decidió no descansar hasta lograr lo que quería; la felicidad del ahora deprimido Joshua.
Es cierto que las personas enamoradas pierden la capacidad de pensar en sí mismos, de ser egoístas. Las personas que no pueden pensar en sí mismas es porque tienen un grave problema de espacio, su mente no es capaz de pensar para sí y pensar en la otra persona, por lo que sus prioridades cambian.
La joven de cabello oscuro, era incapaz de pensar en que pasaría ahora con ella. Lo cual era algo totalmente estúpido, incoherente a mi parecer.
-Por Favor-repite y me saca de mis casillas
-¿Qué es exactamente lo que quieres?-respondo parándome y concediéndole un poco de mi congelado tiempo.
-No lo sé…
-Sí no lo sabes, entonces ¿porque me pides ayuda? Si no sabes lo que quieres no tiene sentido que busques ayuda para lograrlo.
-Bueno, sí. En realidad, si sé lo que quiero… Quiero que él se olvide de mí…
-No tengo el poder de borrarle la memoria a un mortal…
-No, es que… Tu…
Algo me hizo saberlo, algo extraño. Era esa sensación, ese sentimiento que me hacía saber que el día estaba llegando, que ese día tan frustrante llegaba otra vez. Solo ocurría una vez cada año, una vez en la que todo el mundo se confabulaba para darme trabajo extra. El 14 de Febrero.
Un día en que todos deciden dejar atrás los problemas, darse amor los unos a los otros. Solo 24 horas de verdadera frustración, tanto para ellos como para mí.
Yo, en sí no podía intervenir. Solía ser solo una voz en la conciencia de quienes saben escuchar, un susurro para los que llevan una vida agitada y se preocupan por cosas sin sentido. Cuando había amor, yo estaba presente. Intentando guiarte por el camino correcto, no por el que te haría más feliz, sino por el correcto. Muchas veces, correcto y felicidad no van en la misma oración. Y ya otros de mis compañeros se encargaban de guiarte por los sentimientos y no por la razón.
La mayoría me toma solo como una voz en su interior que les dice que no están del todo locos, que les recuerda que aún tienen un poco de cordura, pero no como una opción a seguir.
-No puedo ayudarte, es mejor que vuelvas. Estarás mejor si yo no me involucro, créeme- comienzo a “salir”, tenía que llegar hasta donde están los seres con sentimientos arrebatadores que te impiden pensar con claridad.
Me materialice con la forma de uno de ellos, una debería decir. Era mejor verlo desde cerca que intentar arreglarlo todo desde un lugar intangible.
Pero, claro. Tenía que agregarse ella a mi ya de por sí complicada aventura. La necia, como había decidido comenzar llamarla.
-¿Tanta es tu desesperación que te condenaste?-cuestiono con voz agria.
-Para ser un ángel eres tan poco angelical-responde ella con una voz similar a la que había usado yo.
-Pasaras aquí, hasta que él logre olvidarse de ti por completo. Entiendes eso ¿verdad?-digo ignorando sus palabras- Eso jamás sucederá, puede que el tiempo cure las heridas, puede que se enamore de nuevo, pero jamás se olvidara de ti. Así muera, siempre estarás en su memoria, en sus recuerdos de los buenos ratos que pasaron juntos, entonces él se ira y tú te quedaras aquí.
Dudo un poco, no estuve segura si por la imagen de él con alguien más o porque comenzaba a regresar su instinto egoísta -No importa- se atreve a contestar –Mi vida fue tan corta, tan instantánea que… Siento la necesidad de hacer algo, al menos intentar hacer algo que valga la pena.
-Eres demasiado ambiciosa, si se trata de paz interior… ¿Por qué no aliviar del dolor a un enfermo? Podrías…
-Porque él me importa más… ¿Es que eres incapaz de entender eso? ¿Acaso no comprendes ese sentimiento? ¿Con que ángel del amor me vine a topar? Tu trabajo debería ser ayudar a las personas que….
-No, no es importante ahora. Él entenderá ese concepto de amor sin ti, créeme estará bien. Ahora, te ofrezco devolverte a dónde estabas. Sí, esa será mi forma de ayudarte.
-No, no es eso lo que quiero. Vamos, déjame ir contigo. Quizás pueda verlo una vez por favor, después de eso considerare la idea de regresar.
-.. Y tenias que escoger justo este día… Vale pues, pero no debes de entorpecer lo que intento hacer…
-Hecho-dijo sin siquiera darme tiempo de terminar la frase.
La guie con las voces que susurraban en mi mente, pasamos por varios lugares, viendo a gente que no podía vernos. Buscábamos al chico, pero era difícil, ahora sabrán la razón por la que este día no es de mis favoritos. Los miles de “hermanos” que tenía especializados en lo mismo que yo iban de un lado a otro, ayudando a mantener todo en orden. Sin embargo, aquí estaba yo, perdiendo el tiempo que no tenía ¿Pero qué más da si nunca me escuchan?
Me convencí de que no harían falta mis palabras, aunque fuera por un momento. Y localice al chico. Estaba en mitad de una calle poco transitada, la lluvia caía intranquila al amanecer, y él al parecer no tenía intención de moverse.
-Vamos, has algo. Tú puedes, ayúdalo. Sácalo de ahí-suplica Kristin a mi lado.
Respiré profundamente, no podía dejarlo ahí y eso era claro. Atendí a la suplica y me hice visible a los ojos de él. La lluvia era una de las sensaciones que más me había gustado experimentar, el cómo te mojaba paulatinamente y te dejaba una sensación agradable.
-¿Es que acaso esperas un auto que te quite?-pregunto dejando que las palabras le lleguen.
-Quizás-me contesta en una voz apenas audible.
-¿Algo que te atormenta?
-No lo sé, la verdad ya no sé nada. Solo no puedo pensar con claridad…
-A veces ni siquiera nosotros sabemos lo que nos pasa. La cosa esta cuando nos damos cuenta. Porque, hay de dos: primera, llegas a la conclusión de que es algo verdaderamente importante de lo que no te habías dado cuenta. O segunda, es alguna estupidez que te impidió pensar un buen rato...
-Cierto. Clasifico en la primera supongo-dice encogiéndose de hombros y mirándome por primera vez.
-Pensé que no lo sabías-digo con pesadez mientras me acerco- Vamos, muévete de ahí-lo tomo del brazo y lo arrastro hasta la orilla de la calle, donde puede deprimirse y pescar un resfriado, pero no ser arrollado.
La luz de una farola me permite verle el rostro por primera vez, al menos claramente y no como una sombra perdida en miles de otras sombras. Esta más que claro que no ha dormido en mucho tiempo, las marcas de todos morados que tiene debajo de los ojos me lo dicen.
Sin saber porque llevo mi mano a su rostro, no era capaz de notar la humedad porque mi propia palma estaba mojada. Intento borrar aquellas terribles marcas de tristeza con el vaivén de mi dedo, pero resultaba imposible, están grabadas en su piel con la malicia de alguien que quiere ponerme mal.
Sus ojos permanecen abiertos al máximo, me observaba con los pensamientos desatados en su mente. Intrigado por la extraña que esta frente a él.
-Estas hecho un desastre.
-¿Y? ¿Por qué habría de importarte?-dice rehuyendo de mi mano.
-Créeme, no tengo idea-contesto con sinceridad.
Lo siguiente fue que caminamos intranquilos por la calle, la lluvia comenzó a dar signos de parar, pero ya estábamos empapados, así que lo hiciera o no venía siendo irrelevante. El astro rey daba también signos de querer salir por el horizonte. Y la chica cuyos pasos se ahogaban por completo, nos seguía cautelosa.
Él no la ve, pero yo soy consciente de su presencia; su turbulenta presencia. Sin previo aviso, él chico se deja caer (literalmente) en una banca abandonada, que al parecer ha sido víctima de los años. Me siento a su lado mientras el escudriña el cielo naranja que presagia un amanecer temprano. Sus ojos dan destellos con la luz de los primeros rayos de sol que las nubes reflejan.A veces ni siquiera nosotros sabemos lo que nos pasa.. La cosa esta cuando nos damos cuenta, POrq hay de dos: primera, llegas a la conclusión de que es algo verdaderamente importante de lo que no te habias dado cuenta.. O segunda, es alguna estupidez que te impidio pensar un buen rato...
Se reacomoda y su cabeza queda en mi regazo. Cierra los ojos. Llevo una de mis manos a su cabello, lo aparto por completo de su cara y disfruto pasándolo de un lado a otro.
-No sé porque, pero me das una sensación de paz bastante extraña. Es como si, de repente pudiera olvidarlo todo… -dice aún con los ojos cerrados.
-“No sé” comienzan a ser dos palabras muy usadas ¿no te parece?
-Quizá. A la mejor estoy dormido y esto ha sido una terrible pesadilla o uno de mis sueños más vividos. Eso sería bueno por un lado, Kris no se hubiera ido nunca, malo porque estaba en la oscuridad profunda y me has sacado de ahí. Gracias.
Entrecierro los ojos evaluando la profundidad de sus palabras. Hay demasiada comodidad en él y el problema es cuando se te es quitado el confort, ya que, te sientes peor que antes de tenerlo. Probaste algo que te gusto y no lo quieres dejar ir, cuando te privan de eso te quiebras por dentro.
-Debo irme, ahora-digo levantándome con delicadeza pero con rapidez.
-¿Qué?-contesta levantándose por completo alarmado-¿No escuchaste lo que te dije?
-Claro y esa es la principal razón. Adiós Joshua, que tengas una bonita vida.
Comienzo a correr, necesito esconderme antes de volver a ser el intangible ser que él no podrá ver. No me lo pone fácil y comienza a correr conmigo. Grita pero intento no escucharlo, debo huir. Apresura el paso y grita aún más fuerte.
Kristin, no está por ningún lado. Ya no la siento, no la percibo; se ha perdido. ¿Yo fui quién causo todo eso? Sigo corriendo, esquivo personas y me mezclo entre ellas. La adrenalina me impulsa a no detenerme, necesito irme, necesito volver a ser invisible. No puedo concentrarme, solo me queda el seguir corriendo, con la esperanza de lograr encontrar un escondite donde todo fluya con claridad.
-¡Detente!-lo escucho decir a lo lejos; llevo la ventaja.
Tengo suerte, el semáforo en rojo. Me apresuro a cruzar sin importarme lo que los demás dicen, no escucho nada. Solo siento el ladito de mi artificial y momentáneo corazón en los oídos.
-Detente- dice Kristin que lucha por correr a mi lado.
-¿Dónde estabas?-pregunto enojada por su abandono
-No me fui, tú te olvidaste de mí. Debes detenerte ahora-ordena
-No, yo tengo que volver. Tú no debes ordenarme nada-digo exhausta
No me contradice, se detiene y me mira con pesar. ¿Qué le pasa? Allá ella, no pienso esperarla, si quiere quedarse que lo haga. Volteo hacia tras dándole un último vistazo, esperando que cambie de opinión y siga mi ritmo. Pero esta vez, ella aparta la mirada. Y varios metros atrás de ella Joshua también lo hace.
No me percato hasta que recibo el golpe que me saca volando, tanto física como mentalmente. Y ya no soy capaz de pensar en nada…
***
Despierto con un gran suspiro. La luz me molesta, pero solo momentáneamente. Ahora siento una punzada en el costado, pero lo dejo de lado ya que mi curiosidad de saber donde estoy es más grande.
Me incorporo despacio, intentando no moverme ni muy rápida ni muy bruscamente. Al quedar erguida todo me da vueltas y tengo que cerrar los ojos.
-¡Dios mío!-escucho y vuelvo a observar-Hola, hola… Pequeña ¿qué tal te sientes?
Es una mujer de voz y cara familiar. Me abraza con cuidado y me pega a su pecho, es curioso pero ahí me siento diferente, como si nada alrededor pudiera hacerme daño solo por el hecho de estar envuelta en sus brazos.
-Tengo que hablarle a Josh, acaba de salir hace solo un momento. Te juro que no se ah despegado de aquí; es un buen chico-me dice pero solo pienso en el nombre Josh… Corto de Joshua; lo conozco.
La mujer sale de la habitación. Todo a mí alrededor parece ser blanco y hay un peculiar olor a alcohol, desinfectante y medicina; demasiado limpio.
Pronto caigo en cuenta de que estoy en un hospital, me lo dicen los dos tubitos que tengo en mi muñeca y los miles de aparatos que me rodean. Mis movimientos son torpes y lentos, parezco un bebé aprendiendo a coordinar. Me frustro. Me dejo caer en la cama, me llevo tremendo golpe porque esta dura y mis costillas reclaman.
-¡Oh por Dios!-exclaman desde la puerta y lo siguiente que siento es otro par de brazos que me rodean, algo más fuerte que los primeros. No me hacen daño, siento que tienen la necesidad de sentirme ahí por lo que me quedo inmóvil y sin rechistar.
Cuando me separa para poder verme a los ojos me doy cuenta de que es aquel chico de ojos brillantes; Josh. Me sonríe y me sigue mirando aliviado.
-Lo siento, lo siento, lo siento-dice mirándome suplicante-Yo… Fue mi culpa. Traigo mala suerte, perdón-agrega arrepentido y me siento terriblemente mal por ser la culpable de su pesar.
No soy capaz de decir nada más porque me quedo helada, viendo a través de la ventana. Una silueta esta dibujada en el cristal, con un halo iluminado y las facciones alzadas en una sonrisa. Solo lo veo por un segundo, el que soy capaz de mirar sin pestañear, porque en cuanto lo hago, desaparece.
-Kristin… ¿Qué has hecho?-pienso
-Hacerlo feliz-me responde-Josh, perdón por dejarte solo… Qué tengas una larga vida, Ángela…

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Bueno, este concurso hace poco... Jijiji Espero que les guste! Ya saben que se aceptan comentarios...
Kisses!
P.d: Les estaré subiendo algunos shots que tengo por ahí guardados y espero que les gusten ;)

jueves, 7 de julio de 2011

Cielo & Mar

Ella es como el mar, yo por mi parte soy como el cielo. Ella lucha contra la corriente, me enseña a ser salvaje y pasionaria como las olas que azotan la costa. Yo por mi parte, me dejo llevar con el viento, y le hago ver más allá de lo que se ve a simple vista, le enseño a ser profunda, como las infinitas dimensiones del espacio.

Somos dos personas completamente diferentes pero iguales al mismo tiempo, dejándonos ser la una a la otra es como coexistimos y nos mantenemos unidas. Porque ella necesita de mí y yo necesito de ella.

Sé que puedo llorar sobre el profundo océano y en él, todo lo que yo deje será insignificante, mis lágrimas serán consumidas por el mar y vendrá un cielo claro y despejado. Mientras que las profundidades pueden enviar sus alaridos al infinito, sabiendo que este lo absorberá todo perdiéndolo para siempre.

Ambas causamos felicidad y destrucción, ambas somos inexplicables y cambiantes, damos a algunos razones para odiarnos y otros sin embargo pueden amarnos tal como somos, es por esto que jamás podríamos estar separadas, compartimos tantas cosas que nos encontraríamos perdidas sin la otra. Es por eso, que ella, ella es mi mejor amiga.

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Yo personalmente no me considero (no soy) una persona de una sola mejor amiga, porque aquellas personas que podrían llegar a acceder a ese puesto es porque me entienden de cierta manera, aunque jamás he encontrado a alguien que logre seguirle el ritmo a cada parte de mi... Por eso tengo mi amiga la que me hace ser cursi, la que me hace leer cosas que jamás pensé que leería, la que me hace tener un más amplio conocimiento musical, a la que le cuento prácticamente todo sobre mí, la que se que jamás estará de mi lado pero que sus puntos de vista me hacen reflexionar, la que es callada pero me grita para que baje de mi nube, la que esta en las nubes conmigo, varias adictas al chocolate, varias adictas a Damon y las que no saben nada de vampiros, la que jamás entenderá mi adicción por Twilight y que aun así va conmigo a ver las películas, las que se dejan llevar por la razón y las que siguen a su corazón así las guíe a un abismo...
Cada una de ellas es parte de mí, es parte de lo que soy y no soy, y a todas las quiero, aunque aquí entre nos... Siempre están las favoritas, las que suman más puntos y a ellas, simplemente me queda agradecerles por ser tal y como son....

Antes que nada espero que esten muy bien y que en este fin de año les haya ido de maravilla y ahora esten disfrutando de sus bien merecidas vacaciones :D

Les dejo esta entrada, espero que sea la primera de muchas que haré estas vacaciones :D

Nos estamos "viendo"!! Ciaooo

P.d: Blogger quiere hacerme enojar, por eso no puedo darle formato a la entrada estoy trabajando en ello... Sorry :/